sábado, 5 de enero de 2008

Leven Anclas



¡Leven Anclas!!

Monterrey, N.L. a 5 de Enero de 2008


Si bien no soy vecino del mar, lo conozco, y las pocas veces que lo he visto me han bastado para gustar de él y para añorar en regresar. Yo creo que tiene que ver con el hecho de que, ante un espacio abierto tan grande, de alguna manera se me figura como que así es la libertad y de igual manera, así es la vida misma

En ese marítimo pensamiento, viene a mí la imagen de un barco como el vehículo para navegar en esa independencia y depende de cada quien el tipo de barco con el que navegaremos: hay quien navega de una manera poética y elegante disfrutando de su libertad y dependiendo de alguna manera, de cómo sople el viento, como en un barco de velas; o por qué no, hay quien lo hace en un yate, porque encuentra más deleite en el trasporte que en el mar mismo; o hay quien lo hace de una manera austera, como en una barca utilizando remos, completamente a merced de las olas, y existen los que les gusta pasar por la vida sin ser advertidos, como en un submarino.
Si el mar representa nuestra vida y el barco la manera de vivirla ¿qué representan las anclas? Porque todo barco tiene de una a tres, dependiendo del tamaño del mismo. Pues bien, para mí, las anclas representan todas las cosas que impiden a la embarcación moverse del lugar donde se encuentra. Existen diferentes tipos de anclas y de muy diversos tamaños, entre otras: la rutina, el odio, el fastidio, la mediocridad, la apatía, el aferre y las más grandes de todas: la desidia y el miedo. Ahora bien, las anclas pueden aparecer en cualquier momento de nuestra navegación, inclusive a veces ni siquiera nos permiten dejar el puerto.
No es que las anclas sean malas, siempre en la vida debe existir un tiempo para descansar, sobre todo, antes de cambiar de rumbo, y es ahí donde necesitamos que nuestra nave esté segura y sin moverse. El dilema viene cuando llega el tiempo de zarpar y las anclas nomás no se levantan.
Existe una frase muy conocida que viene al caso, se dice que el capitán grita: “! Leven anclas!” y la tripulación debe obedecer de inmediato y así, la nave deja el puerto.

En este momento, Querido Lector, ¿ya dejaste el puerto? ¿Estás anclado aún o ya van camino a tu nuevo destino?

Un abrazo y ¡Leven anclas!

El Escribidor

martes, 1 de enero de 2008

¡Feliz Año 2008!

Monterrey, N.L. a 31 de Diciembre de 2007

Es que el humano es tan necio que aprendió a medir algo que ni siquiera existe, el tiempo, y le dio nombre de acuerdo a su unidad de medida e inventó los segundos, minutos, horas, los días, los años, etc.
Es más, no contento con incluir un parámetro de por si estresante, inventó además una máquina para que le estuviera recordando a cada momento que el tiempo transcurría.
Es el año una de esas unidades de medida que representan 365 unidades de una menor llamada día, a su vez cada una de estas incluye en su haber 24 horas y así sucesivamente.

Hoy toca celebrar un cambio de año. En realidad, físicamente no existe, todo más bien es como que un alucine mental que nos sirve para delimitar esa porción de tiempo y es una costumbre celebrar el fin de uno y el inicio de otro.
Esa transición anual puede servirnos para muchísimas cosas, desde lamentarnos por todo lo que hicimos o dejamos de hacer, hasta para celebrar por las cosas que hicimos bien y por los logros que alcanzamos.

Yo más bien creo que es un punto de inflexión que puede servirnos, entre otras cosas,

Para revisar nuestra relación con DIOS y cambiar lo necesario para apegarnos a Su Senda y seguir Su Camino,

Para analizar a conciencia cada uno de los actos realizados para con nuestra persona, cuanto nos quisimos, cuanto crecimos espiritualmente, cuanto aprendimos,

Puede servir además, para revisar cuanto quisimos a nuestra familia y amigos, cuanto crecimos en nuestra relación con ellos, cuanto les dimos de nosotros,

También ayuda para replantear todos los errores y fracasos para tomar de ellos lo mejor y potencializarlos en oportunidades,

Por último, podemos establecer compromisos con nosotros mismos para con nuestra persona, nuestra familia y la gente que nos rodea, claro, desde una óptica realista y alcanzable y sobre todo, agradecer por todo y a todos por cada regalo recibido.

Hay un refrán que dice: “El hombre propone y DIOS dispone”, no estoy de acuerdo, es un punto de vista de alguien que cree que DIOS y el hombre tienen horizontes diferentes. Yo lo replantearía así: “Si el Hombre propone en DIOS, dispone”

Lector Querido, que este 2008 represente para ti un año de pleno acercamiento al Señor,

Un abrazo y Feliz año nuevo!!!!!!!!!!!!

El Escribidor

Quema de Libros (Coronavirus parte II)

Siguiendo con este asunto de la pandemia y haciendo sumas y restas, me he dado cuenta de que hemos sufrido de todo tipo de afectaciones. Nos...