jueves, 30 de abril de 2020

Si quieres ver sonreír a Dios


Monterrey, NL a 29 de abril de 2020

Cuéntale tus planes. Así dice el dicho y así son las cosas.
Yo creo que es más fácil entender lo que nos pasa si lo vemos desde la óptica de nuestra realidad. Me gustaría saber –por pura curiosidad estadística- cuántos de los planes trazados con esmero y exactitud se vinieron abajo con esto de la pandemia.
Sería muy divertido ver la cara de los grandes hombres de negocios, recios en su carácter, decididos en sus planes y estrictos en su manera de ser, cuando les dijeron por primera vez: Don mandoatodomundo, sabe que el sr. Otroquemandaatodoelmundo no va a poder reunirse con usted. ¿Ah sí? y eso, ¿por qué? ¿No sabe acaso con quién está hablando? Este, si Don, pero resulta que está prohibido viajar por avión y pues los vuelos están retrasados o de plano cancelados. ¿Y eso por qué? Lo que pasa Don, es que hay una pandemia de coronavirus. Mmm puros pretextos para no trabajar.
Y se aplicó la contingencia no le hace que fueras morenito o güerito; chaparro o gigante; católico o musulmán; pobre o rico; bonito o más bonito. Todos a su casita a disque hacer Home Office, que no es más que otra forma de decir, vamos a capacitarnos On-Line, a jugar en el cel y a ver videos. Ah y a tener hartas juntas, finalmente hay que justificar el sueldo.
Los «lo quiero para ahorita» se cambiaron por los «¿Cuándo crees que me lo puedas tener?».
Las oficinas se cambiaron por salas.
Los trajes se cambiaron por pijamas.
El Stress se cambió por Relax.
Y ni quien pille por estos cambios de modalidad. Ni quien se queje –salvo sus deshonrosas excepciones que se aferran a quitarle lo hogareño a las videoconferencias de Home Office- por la humanización de la deshumanizada vida laboral.
 Hay un grupo de seres vivos que el Home Office les viene guango.
Puede ser la junta más importante del día y si al niño se le ocurre que quiere mostrarle su pictórica obra de arte en ese momento a su papá, pues va y se la muestra. Al fin y al cabo, el papá y su junta están invadiendo su otrora terreno y horario de juego. Y ni quien diga nada.
Las mascotas son otro caso que se cuece aparte, puede estar la clase universitaria virtual en pleno apogeo pero si al gato se le ocurre ir con su ama, aunque sea la maestra, rompiendo todo el protocolo va y se aposenta en sus piernas, como quiera suelen ser suyas. Y ni quien diga nada.
No podían faltar los campeones de la impertinencia, lo cuales a media reunión por video conferencia y en el momento de más seriedad, les da por afilarnos nuestros cuchillos, comprar nuestra chatarra o simplemente traernos una serenata no solicitada. Sólo se escucha un «disculpas» de aquel que, en un descuido, dejó encendido su micrófono. Sonrisas de fondo, un poco de relajación y la junta continúa. Y ni quien diga nada.
¿Y las agendas? ¿Y los planes estratégicos de negocios? ¿Y los planes personales? Excuso decirles que perdieron vigencia. No hay planes más allá de un mes. Aprendimos a vivir un día a la vez, una semana a la vez, un mes a la vez.
De hecho el dicho judío original dice: Nosotros planeamos, Dios se ríe.
Y como no se va a reír si los humanos en nuestra pequeñez creemos que tenemos el control de nuestras vidas. Creo que ya quedó más que claro que lo único que podemos controlar son nuestros celulares y nuestras televisiones.
A mí me da mucho gusto que Dios nos haya puesto un hasta aquí a todo nuestro relajo. Que nos haya puesto una pausa general para repensar nuestras vidas egoístas y llenas de materialismo. Que bien que nos puso cara a cara con nuestra debilidad humana –aunque pienso que se vio muy extremo pero de otra manera se me hace que no hubiéramos recapacitado.
Solo nos queda esperar a que nos den permiso para retomar el permiso de seguir con nuestras vidas. ¿Cuánto faltará? No los sabemos. ¿Cómo lo haremos? Ni idea. ¿Cómo seremos después de que todo este asunto concluya? Sepa.
De una cosa estoy seguro, cuando se den las cosas, ya nada será igual, queramos o no. Hagan de cuenta que nos quitamos un zapato después de mucho caminar y nos lo queremos poner de nuevo, no va a entrar. Así será, vamos a querer tomar nuestra vida normal y no va a entrar. Entonces, tendremos que evolucionar.
Lectora, Lector Queridos, los invito a que nos preparemos a una nueva vida sin saber cuándo llegará.
Les mando un abrazo evolucionado y con el permiso de Dios, para que no se ría,

El Escribidor

jueves, 23 de abril de 2020

Lo que la cuarentena se llevó


Monterrey, NL a 21 de abril de 2020

Es de esperar que cuando un humano pasa por algún proceso pase también por alguna transformación. Y este es el caso, estamos pasando por una situación totalmente insospechada y sería de esperarse que al finalizar todo el guateque nos encontráramos con mujeres y hombres diferentes a los que iniciaron el aislamiento social.
Mujeres y hombres con más competencias emocionales, culturales, sociales, espirituales y sobre todo, humanas.
Mujeres y hombres con capacidades reforzadas de resiliencia, fraternidad y solidaridad.
Pero, ¿quieren saber mi amarga teoría? Es muy probable que al final de todo este relajito, lo único que encontraremos será mujeres y hombres robustecidos en su egoísmo y en su cuerpo. Estoy hablando de la clase media alta para arriba. Porque desafortunadamente la clase media baja para abajo muy probablemente estará afectada por este embate global y serán más flacos en su economía y en su ánimo.
Quiero ejemplificar aquello de lo que estoy hablando.
El día lunes de esta semana -¿Qué semana estamos? No importa- tomé un Webinar titulado: «¡11 pasos para superar la crisis COVID-19!» –voy a omitir el nombre de la empresa y los actores para no meterme en líos gratis–. Hubo en esa conferencia un par de consejos que me sacaron roncha y quiero verlos a detalle.
El primero de ellos hablaba de que deberíamos estar atentos en estos tiempos porque son tiempos de oportunidades ya que muchas compañías van a quebrar y pues, es oportunidad para comprar mobiliario, maquinaria, carteras de clientes y demás cosas a un súper precio. No sé por qué se me vino a la mente la imagen de buitres revoloteando alrededor de animales moribundos. Ojo, no estoy peleado con aprovechar las oportunidades cuando tanto comprador como vendedor ganan. Lo que me enerva es la visión deshumanizada de comprar cuando el vendedor está urgido o necesitado, ¡nosevale! Una cosa es ser un buen negociante pero lucrar a costa de la desgracia de otros ya raya en la mezquindad.
El segundo decía que son tiempos de controlar los gastos. Decía el expositor –la misma chula persona que dio el consejo anterior y que se ufanó al nombrarse empresario de los que comienzan desde abajo- si necesitas bajar gastos deja de pagarle a aquellos que no te afecten a tu operación y pues siempre tendrás la oportunidad de ajustar gente, pero claro, ese consejo no te lo puedo dar yo. ¡Genial! Pura ética empresarial que habla de la calidad de persona. Yo creo que lo más importante en estos tiempos es salvaguardar la supervivencia de las empresas pero no a costa de la gente. Llegará el momento de tomar crudas decisiones pero esas serán el peor de los casos. Siempre hay un plan B. ¡nohayqueser!
Pero no crean que todos los casos son negativos, diría mi padre, de todo hay en la viña del Señor.
Hay un sacerdote, en una iglesia perdida en la lejanía y en el olvido de todos, que de alguna manera se dio cuenta que la gente de esa zona comenzó a pasar por carencias económicas derivadas del cierre obligado de las empresas. Y no hablo de gente que tendrá que dejar de tener lujos, hablo de gente que no tiene que comer.
El padre se puso a pedir ayuda a todo mundo para conseguir comida para su comunidad. Se encarga de recogerla, de repartirla para que le llegue a más gente. El se encarga de recogerla personalmente y de entregarla asegurándose de que llegue a las personas correctas. Pero no crean que nomás pide, también va y compra de su bolsa.
Vas a decir Lectora, Lector Queridos qué chiste, es un padre. Pues sí, pero hay muchas personas que simplemente se replegaron y no salen por miedo al contagio y este padre sigue trabajando con riesgo de contraer el susodicho virus. Yo digo que lo clonemos y lo repartamos por todo México.
Estamos viviendo un tiempo –cuarentena- que nunca nos había tocado vivir así, al menos no de manera global y estábamos tan acostumbrados a nuestra libertad que muchas veces y en muchas personas ya parecía más bien libertinaje y de pronto, ¡puf! Todo desapareció.
Viene a mí una pregunta muy inquietante y te la expreso: ¿Qué va a pasar después de que pase la cuarentena? Porque mucha gente se la pasa «responsablemente» en casa haciendo Home Office. Pidiendo comida a domicilio y distrayéndose con Netflix o cualquier otra compañía de streaming. Eso sin contar el tiempo que se la pasa en redes sociales. Se justifican diciendo que están pasando tiempo de calidad con su familia. ¿Tiempo de calidad? ¿Han visto Lectora, Lector Queridos una escena donde los papás están en el celular, los hijos en la Tablet y los abuelos nada más mirando?
Viene a mi memoria la parábola de los talentos, Mateo 25:14-30; ¿Qué le diríamos a Dios al final de la cuarentena si se diera el caso? ¿Cuánto habremos incrementado los talentos que nos otorgaron? ¿Seremos mejores personas? ¿Habremos aprovechado bien el tiempo o lo habremos desperdiciado en cosas inútiles?
No quiero parecer un aguafiestas, pero pienso que aún es estos tiempos de baja actividad, hay tiempos para trabajar, tiempos para divertirse, tiempos para descansar, tiempos para aprender y otros más. No se trata solo de estar trabaje y trabaje, pero tampoco se trata de estar nada más tirados en la hamaca porque al pasar todo esto, seguramente nos habrán subido la vara de la competitividad y habrá personas que si se superaron y serán mejores que nosotros en todos los sentidos y entonces, ¡atemblarsehadicho!
Te mando un abrazo fraterno y diferente para que tomes fuerza y retomes las riendas de tu vida,

El Escribidor

martes, 7 de abril de 2020

La dichosa cuarentena (tengo miedo parte III)



Monterrey, Nuevo León a 3 de abril de 2020

Desde algún lugar de mi casa donde no ha llegado el coronavirus pero si la cuarentena, emito un desganado pero desgarrador grito de fastidio.
Como lo dije en otro de mis artículos, sé que el coronavirus es sumamente contagioso pero también sé que afortunadamente no es tan letal, algo así como un 3-5. Pero gracias a que se pega más que las canciones de José José nos hemos visto en la penosa necesidad de poner una pausa a nuestro argüende y tal como lo haría un oso en el norte, tuvimos que caer en modo de hibernación.
Al principio no parecía mala idea. Descansar unos días sonaba pecaminosamente atractivo y he de confesarles que hasta me vi durmiendo hasta entrada la noche y levantándome entradito el día. Dije yo, pues que mejor que unas vacaciones no planeadas. No medí mis palabras.
Los primeros días, hagan de cuenta como niño con juguete nuevo. Traía el ánimo y tenía el trabajo necesario para hacer que mis horas de vigilia se fueran de volada. Pero resulta que de pronto a todo el mundo –literal a todo el Mundo- se le ocurrió poner pausa al programa.
De pronto mis citas se fueron espaciando, mis pendientes fueron disminuyendo, la actividad fue mermando. Omaigod, de pronto la actividad disminuyó de tal manera que comencé a llenar mi tiempo con libros, cursos, videos, etc. Es más ahorita estoy inscrito como a 6 Webinars y 2 cursos on line. ¡Haganmelfavor!
Y súbitamente, aquel sueño de descanso y placer se convirtió en una pesadilla donde descansar significa solamente cambiar de lugar en la casa. Con decirles que espero con ansias la publicidad de los proveedores y hasta el spam reviso. De pronto no hay rutina suficiente para llenar este tiempo. ¿Les había dicho que tengo una calculadora Canon LS-100TS con 27 teclas, Tax & Business? Lol.
Tal como sucedía cuando nuestros padres nos decían que era por nuestro bien cuando nos pedían que hiciéramos algo que nos desagradaba así nos sucede ahorita.  Habemos algunos que a regañadientes aceptamos el claustro, pero hay otros que de manera irresponsable continúan con su vida normal sin dimensionar el riesgo que corren de contagiarse y de propagar el latoso virus. ¡Nohayqueser! Si no lo hacen por ustedes, háganlo por su familia y por sus seres queridos. Guárdense y asosiéguense, ¿qué les cuesta? Si todos ponemos de nuestra parte pronto saldremos de esta y entonces si podrán andar de «pata de perro».
Es que la verdad, ver la manera como les pegó a nuestros amigos de China, España o Italia debería ser suficiente para que nosotros extremáramos precauciones y decidiéramos hacer lo que nos pegue en gana, pero eso sí, guardaditos en casa.
Yo veía esta enfermedad como muy lejana. Hasta un poco surreal. Pero me acabo de enterar que un conocido cercano tiene coronavirus. No sabe cómo lo contrajo, es más ni siquiera él sabía que lo tenía. Pero de una cosa estoy seguro, si es real.
Lectora, Lector Queridos, sé que son momentos muy densos y complicados por lo cual les sugiero varias cosas:
Primero: recordemos que lo más importante en este momento es enfocarnos en mantener la calma viviendo un día a la vez. No es necesario llenarnos de ideas acerca del futuro. No nos preocupemos por el futuro, ya lo dice la Biblia, Mateo 6:25 «Por tanto os digo: No os angustiéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido?»
Segundo: ya hablamos de toda la desinformación a la que somos sujetos, pero de nosotros depende filtrar todo aquello que no nos sirva de nada. Dejemos entrar a nuestras vidas toda la información que sirva para levantar nuestro estado de ánimo. Recordemos que las noticias se nutren del amarillismo que viene de todo el mundo.
Tercero: establezcamos metas diarias alcanzables y disfrutables. Démonos premios en la medida que vayamos teniendo nuestros logros. Retemos a nuestro cerebro y a nuestro cuerpo para mantenernos saludables.
Cuarto: por favor cuidémonos, esta enfermedad se volvió pandemia por la irresponsabilidad de aquellos que pensaron que no pasaba nada. Debemos detenerla ya poniendo de nuestra parte. Estoy seguro que haciendo la parte que nos toca –salir poco, cuidarnos mucho- pronto estaremos hablando de esta situación como un amargo recuerdo y nada más.

Lectora, Lector Queridos les mando un abrazo enclaustrado que los llene de paz.

El Escribidor

Quema de Libros (Coronavirus parte II)

Siguiendo con este asunto de la pandemia y haciendo sumas y restas, me he dado cuenta de que hemos sufrido de todo tipo de afectaciones. Nos...