jueves, 23 de abril de 2020

Lo que la cuarentena se llevó


Monterrey, NL a 21 de abril de 2020

Es de esperar que cuando un humano pasa por algún proceso pase también por alguna transformación. Y este es el caso, estamos pasando por una situación totalmente insospechada y sería de esperarse que al finalizar todo el guateque nos encontráramos con mujeres y hombres diferentes a los que iniciaron el aislamiento social.
Mujeres y hombres con más competencias emocionales, culturales, sociales, espirituales y sobre todo, humanas.
Mujeres y hombres con capacidades reforzadas de resiliencia, fraternidad y solidaridad.
Pero, ¿quieren saber mi amarga teoría? Es muy probable que al final de todo este relajito, lo único que encontraremos será mujeres y hombres robustecidos en su egoísmo y en su cuerpo. Estoy hablando de la clase media alta para arriba. Porque desafortunadamente la clase media baja para abajo muy probablemente estará afectada por este embate global y serán más flacos en su economía y en su ánimo.
Quiero ejemplificar aquello de lo que estoy hablando.
El día lunes de esta semana -¿Qué semana estamos? No importa- tomé un Webinar titulado: «¡11 pasos para superar la crisis COVID-19!» –voy a omitir el nombre de la empresa y los actores para no meterme en líos gratis–. Hubo en esa conferencia un par de consejos que me sacaron roncha y quiero verlos a detalle.
El primero de ellos hablaba de que deberíamos estar atentos en estos tiempos porque son tiempos de oportunidades ya que muchas compañías van a quebrar y pues, es oportunidad para comprar mobiliario, maquinaria, carteras de clientes y demás cosas a un súper precio. No sé por qué se me vino a la mente la imagen de buitres revoloteando alrededor de animales moribundos. Ojo, no estoy peleado con aprovechar las oportunidades cuando tanto comprador como vendedor ganan. Lo que me enerva es la visión deshumanizada de comprar cuando el vendedor está urgido o necesitado, ¡nosevale! Una cosa es ser un buen negociante pero lucrar a costa de la desgracia de otros ya raya en la mezquindad.
El segundo decía que son tiempos de controlar los gastos. Decía el expositor –la misma chula persona que dio el consejo anterior y que se ufanó al nombrarse empresario de los que comienzan desde abajo- si necesitas bajar gastos deja de pagarle a aquellos que no te afecten a tu operación y pues siempre tendrás la oportunidad de ajustar gente, pero claro, ese consejo no te lo puedo dar yo. ¡Genial! Pura ética empresarial que habla de la calidad de persona. Yo creo que lo más importante en estos tiempos es salvaguardar la supervivencia de las empresas pero no a costa de la gente. Llegará el momento de tomar crudas decisiones pero esas serán el peor de los casos. Siempre hay un plan B. ¡nohayqueser!
Pero no crean que todos los casos son negativos, diría mi padre, de todo hay en la viña del Señor.
Hay un sacerdote, en una iglesia perdida en la lejanía y en el olvido de todos, que de alguna manera se dio cuenta que la gente de esa zona comenzó a pasar por carencias económicas derivadas del cierre obligado de las empresas. Y no hablo de gente que tendrá que dejar de tener lujos, hablo de gente que no tiene que comer.
El padre se puso a pedir ayuda a todo mundo para conseguir comida para su comunidad. Se encarga de recogerla, de repartirla para que le llegue a más gente. El se encarga de recogerla personalmente y de entregarla asegurándose de que llegue a las personas correctas. Pero no crean que nomás pide, también va y compra de su bolsa.
Vas a decir Lectora, Lector Queridos qué chiste, es un padre. Pues sí, pero hay muchas personas que simplemente se replegaron y no salen por miedo al contagio y este padre sigue trabajando con riesgo de contraer el susodicho virus. Yo digo que lo clonemos y lo repartamos por todo México.
Estamos viviendo un tiempo –cuarentena- que nunca nos había tocado vivir así, al menos no de manera global y estábamos tan acostumbrados a nuestra libertad que muchas veces y en muchas personas ya parecía más bien libertinaje y de pronto, ¡puf! Todo desapareció.
Viene a mí una pregunta muy inquietante y te la expreso: ¿Qué va a pasar después de que pase la cuarentena? Porque mucha gente se la pasa «responsablemente» en casa haciendo Home Office. Pidiendo comida a domicilio y distrayéndose con Netflix o cualquier otra compañía de streaming. Eso sin contar el tiempo que se la pasa en redes sociales. Se justifican diciendo que están pasando tiempo de calidad con su familia. ¿Tiempo de calidad? ¿Han visto Lectora, Lector Queridos una escena donde los papás están en el celular, los hijos en la Tablet y los abuelos nada más mirando?
Viene a mi memoria la parábola de los talentos, Mateo 25:14-30; ¿Qué le diríamos a Dios al final de la cuarentena si se diera el caso? ¿Cuánto habremos incrementado los talentos que nos otorgaron? ¿Seremos mejores personas? ¿Habremos aprovechado bien el tiempo o lo habremos desperdiciado en cosas inútiles?
No quiero parecer un aguafiestas, pero pienso que aún es estos tiempos de baja actividad, hay tiempos para trabajar, tiempos para divertirse, tiempos para descansar, tiempos para aprender y otros más. No se trata solo de estar trabaje y trabaje, pero tampoco se trata de estar nada más tirados en la hamaca porque al pasar todo esto, seguramente nos habrán subido la vara de la competitividad y habrá personas que si se superaron y serán mejores que nosotros en todos los sentidos y entonces, ¡atemblarsehadicho!
Te mando un abrazo fraterno y diferente para que tomes fuerza y retomes las riendas de tu vida,

El Escribidor

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