domingo, 21 de septiembre de 2008

A man has to do what he has to do


(Un hombre tiene que hacer lo que él tiene que hacer)




Monterrey, N.L. a 21 de Septiembre de 2008


A mi me gusta mucho esta frase “gringa”, principalmente porque encierra toda la verdad acerca de las cosas que por más vueltas que le demos, tenemos que hacerlas nosotros y solamente nosotros y que sobre todo, son inaplazables.


Lo que es a mí, siempre me han acompañado dos terribles compañeros: el miedo y la desidia; pero hace algunos años, se dio una mezcla muy espeluznante de ambos que me paralizó por completo y estuvo a punto de llevarme a un punto sin retorno. Gracias a DIOS! Me di cuenta en el último momento y me di a la tarea de llevar a cabo lo que tenía que hacer y que había estado eludiendo acobardado y sin fuerzas y me permitió retomar las riendas de mi vida. Hoy lo recuerdo siempre y estoy atento a cada señal con el fin de no caer de nuevo en lo mismo. Quizás es por eso que continuamente estoy empujando a mis hijos a luchar contra esos dos enemigos sutiles que nos van arrastrando poco a poco a la desgracia.


Me vino a la memoria hace unas semanas cuando iba a dejar a mi hijo en la secundaria, era su primer día de clases y estaba lleno de recelo ante un ambiente totalmente ajeno a él. Peor aún, las referencias que habían llenado su cabeza hacían alusión a un ambiente hostil y duro. Con las palabras más dulces que un padre le puede dirigir a su hijo, le comenté que la verdad la secundaria era mucho mejor que la primaria y que no necesariamente tenía que ser mala. Me creyó y se bajó, eso si, aún con un poco de desconfianza acerca de lo que le esperaba, para mi que pensó: ¡A man has to do what he has to do!

Mi corazón se estremeció al ver que los primeros personajes que se presentaron en su camino fueron dos enormes estudiantes de 1.80 metros de estatura. En fin, un hombre tiene que hacer lo que él tiene que hacer, ¡Bien por mi hijo!


Pero, cuando lo que se tiene que hacer implica dejar hogar, padres, hermanos, amigos, se requiere un carácter de verdad valiente y decidido, además de estoico, tal es el caso de un “Emigrado” (así les llaman en mi tierra) que estaba esperando en la central de autobuses el vehiculo que lo regresaría a esa tierra ajena y totalmente adversa. Observaba el boleto con una tristeza de esas que calan hondo. Llegó el camión, lanzó un tremendo suspiro y estoy seguro que pensó para si: ¡A man has to do what he has to do! Tomó sus maletas y se dirigió a su destino.


Por cierto, se me fue mi sobrinilla, la más fresilla. Se fue a España. Les dolió mucho a sus papás. Le dolió mucho a ella, pero: ¡A Woman has to do what she has to do!


Ia Lara Aeli, te la encargo mucho!



Lector Querido, Te mando un abrazo, lo tengo que hacer,


El Escribidor

martes, 19 de agosto de 2008

Imposible

Imposible…


Monterrey, N.L. a 19 de Agosto de 2008


Me gustó lo que dijo hoy el padre Carlitos.

Le llamo Carlitos por su estatura física (que nada tiene que ver con su estatura espiritual) y por el cariño que le tengo. Lo conocí hace más de veinte años, él era seminarista y yo, aún era idealista. Es de esos tipos que con poco trato se les quiere mucho.
Coincidimos cuando ambos realizábamos una labor para DIOS pero a través del hombre: misión urbana (el nombre es lo de menos, ayudar es lo de más).

Él le siguió, se volvió ayudante de DIOS de tiempo completo.

Yo, opté por otro tipo de vocación, mi familia.

Como que nunca me imaginé que desde que nos dejamos de ver (veintitantos años ha) haya crecido tanto. Me refiero a su manera de hablar y lo que es más importante, su testimonio. No tiene toda la parafernalia de los sacerdotes que suelen predicar en programas de televisión o radio, sin embargo, su mensaje es siempre concreto y totalmente pragmático: “Haz todo lo posible y deja lo imposible a DIOS”.

Se trata de super hombres y sub hombres (o mujeres).

¿Dónde parar (super hombres)? Justamente donde termina lo posible y comienza lo imposible, no te metas en ese terreno, ya no es tuyo, es de DIOS.
Pensar que ese problema, esa deuda, esa situación depende solo de nosotros impide la acción de DIOS. Y al final solo queda desgaste y frustración ante situaciones que son completamente inmanejables para el hombre. Solo resta el abandono (diría San Pablo, cuando soy débil, soy fuerte).

Pero tampoco dejes de hacer lo que tienes que hacer, porque eso te corresponde a ti y solo a ti. Y llegan las preguntas: ¿por qué DIOS no me contesta (sub hombres)? ¿por qué no encuentro trabajo? ¿por qué no sano? ¿por qué no tengo paz? ¿por qué me pasa esto a mi? libertad anquilosada.

¿Ya te mencioné –Querido Lector- que el padre Carlitos está enfermo? Tiene una enfermedad de los huesos. Desconozco el nombre, lo que sé es que es degenerativa y muy dolorosa. Cada genuflexión al momento de ejercer su ministerio es acompañada de un rictus de dolor intenso. Pero ni una queja le he escuchado.

Especialmente hoy, traía el alma cansada y las ganas exiguas, es que los días han estado intensitos, pero viendo al padre Carlitos, como que hagan de cuenta que no dije nada.

Lector Querido, haz las cosas como si todo dependiera de ti y
Abandónate en el SEÑOR como si todo dependiera de ÉL

El Escribidor

martes, 20 de mayo de 2008

La decision...

Monterrey, N.L. a 4 de Mayo de 2008

Hace algunos días, se llevó a cabo la Primera Comunión de la más pequeña de mis hijas, hecho que de por si nos llenó de júbilo. Para tal ocasión y para aumentar nuestra felicidad, vino desde la Tierra de Gente Buena, una muestra de mi familia, en representación de todos los demás que no pudieron estar en persona -ausencias con presencia-. Vino mi Madre, mi hermana -la que siempre carga con mis rollos- y mi sobrina la más fresilla, quien fungió como Madrina de la celebrada.

Asistimos, presenciamos y disfrutamos de ese momento tan especial que es recibir, por primera vez el Cuerpo y Sangre de Cristo. ¡¡¡Sacó los cohetes por mi hija!!!

El otro día, mencioné a una sobrina quien junto con sus hermanos, habían tenido una vida con un grado de dificultad solo para profesionales y pensé por un momento que eran los únicos de mis familiares que habían sufrido. ¡Pues NO! Pues platicando, una noche anterior al evento, con mi sobrina (la que ahora es mi Comadrita y de quien hubiera pensado que llevó una infancia de ensueño y alejada de todo sufrimiento), me di cuenta de que nadie tiene la vida fácil y me hizo evocar una frase muy de mi Padre que decía: «sólo el que carga la saca sabe lo que trae adentro».
La primera vez que la escuché no me hizo clic. Sin embargo, unas cuantas caídas después, «me cayó el veinte» y entendí que a todos, sin excepción, de una manera u otra, la vida nos pasa rasero y sólo el que está pasando por su situación tiene todo el contexto y el detalle y los demás ni idea.

A algunos, les toca enfermedades; a otros, problemas económicos; habrá quienes sufrirán quizás con unos padres o hijos problemáticos o una infinidad de situaciones que parecieran salidas de una cámara de tortura, hay todo un catálogo infinito de posibilidades para todas las clases sociales, creencias, razas, «genders», etc.

Recuerdo también lo que un amigo, quien vive en tierras muy lejanas, me comentó alguna vez y que transcribo tal cual: «Será que mi idea de Dios ha estado cambiando con el tiempo, o que traigo muy metida en la cabeza una frase que leí hace poco: Si Dios quiere, pero no puede hacer el bien, no es omnipotente; si no quiere, pero sí puede, es malevolente; y si sí quiere y sí puede ¿es sádico entonces?...» En aquel entonces, opté por mi silencio, no tenía respuestas que ofrecer.
Sin embargo, la respuesta me llegó por medio de mi Comadrita, mucho tiempo después.

Total que mi Comadrita y yo agarramos un plática «bien sabrosa». Iniciamos con cosas triviales y divertidas y de pronto, sin darnos cuenta, comenzamos a ponernos serios y a tratar temas de adultos: crisis, broncas, conflictos, etc.
Yo evito tocar estos temas, me pongo «chinito» nomás de pensar en ellos, pero una cosa llevó a la otra y al final terminamos hablando «a pelo». En el momento más intenso mi neo-comadre me disparó una carga completa de preguntas, todas ellas de grado de dificultad pro: Tío –cuestionó la Fresilla- ¿Por qué hay personas que a pesar de haber vivido una infancia de machismo, alcohol, abuso, etc. cuando crecen se vuelven igual que lo que más odian?¿por qué parece como que estamos confinados a elegir a nuestro compañero muy parecido a lo que vivimos en nuestra casa? ¿Acaso no nos podemos escapar a nuestro «destino»? Muchas preguntas, mucha inquietud, pocas respuestas. Yonidea!

La mera verdad –le dije- he pensado mucho tiempo acerca de lo que preguntas y estoy convencido de que la clave en esta problemática radica en las decisiones que tomamos o en las que dejamos de tomar. Todo en la vida es una continua elección, ya sea desde las cosas más comunes: qué comer, que vestir, que leer; hasta las más sublimes: a quien amar, como seguir a DIOS, como ayudar a mi prójimo.
Lo más delicado del asunto, es que hay decisiones que se toman en «automático» sin darnos cuenta, como por ejemplo, la elección de nuestra «media naranja», en las que entran en juego aspectos que vivimos en nuestra infancia, en el seno familiar. Se dice que elegimos a nuestra pareja de acuerdo a lo vivido, como buscando recrear nuestro pasado en el  presente, para así, corregir los problemas de antaño. Ni los resolvemos, ah! pero eso si, repetimos la historia una y otra vez, ad infinitum.

Pero Tío –preguntó con inquietud- ¿es posible romper esta cadena?
¡Claro! Se puede romper esta cadena y todos los condicionamientos que tenemos pre-cargados en nuestro «sistema».
En el momento que tomamos conciencia de todas y cada una de nuestras decisiones somos capaces de romper viejos hábitos, controlar nuestras emociones, cambiar condicionamientos, modificar costumbres, en resumen y hablando en plata pura -como diría una jefa incomprendida que tuve- tendríamos la capacidad de cambiar nuestra vida toda y ser lo que nos plazca ser.

¿Cómo? –Siguió con más inquietud aún- ¿dice usted que todo en la vida es una decisión? ¡Correcto! Cada momento tomamos decisiones sin darnos cuenta, ese es el problema. No nos tomamos un tiempecito para decidir la mejor actitud a seguir. Estoy convencido de que SI podemos cambiar nuestra manera de ir por la vida, le llaman ahora programación neuro lingüística.

De pronto se unieron las piezas y todo hizo sentido: No es que DIOS no quiera o no pueda hacer el bien, lo que sucede tiene un alcance mucho más elevado, El decidió darnos un par de regalos divinos: libre albedrío y libertad de corazón. Así es, nos dejó a nosotros, con toda la imperfección que nos caracteriza, decidir todo en la vida. Libertad para elegir la manera de seguir a DIOS y libertad para elegir la manera de amar. ¡A Él le gusta que nosotros tomemos nuestras decisiones!

Y tu Lector Querido ¿vas a decidir o te quedarás indeciso?

Otra decisión más: se me fue otro amigo de mi trabajo, de hecho, una amiga, la más colorida. Está muy bien que se haya ido, duele un poco, pero era una elección que debía tomar hace mucho tiempo y como que nomás no se animaba. Bien por ella, estoy seguro que si hace lo que sabe hacer, le va a ir muy bien. ¡Saco los cohetes!


Lector Querido, para que siempre tomes conciencia de tus decisiones, ¡un abrazo!

El Escribidor

sábado, 10 de mayo de 2008

A mi Madre...

A MI MADRE…

Monterrey, N.L. a 10 de Mayo de 2008


¡Mamá –emití un tremendo alarido entremezclado con la sangre y el miedo- me caí!. Mi Madre, al verme envuelto en sangre por tremendo descalabro (de la vida y de los maloras compañeros de juego) tomo el primer trozo de tela que encontró, lo colocó encima de la herida con todo el amor que solo una Madre puede tener y se encaminó a la Cruz Roja más cercana, conmigo en brazos, tan rápido como se lo permitieron sus piernas (¿Por qué no tomó un taxi? Es un enigma todavía no resuelto). ¡nopasanada!

Mamá, estoy enamorado de una chica –le dije, lleno de emoción, a mis trece años- y me quiero casar con ella. Su respuesta (parecía que se sabía todas) llena de calma y de amor, vino directa y concluyente: Ah! ¿Y con qué la vas a mantener? Silencio absoluto. Sueño disuelto sin ningún dolor. ¡nopasanada!

Mamá, me quiero ir a estudiar a Monterrey. Mi hijo, está bien. Ya veremos como hacerle para que te vayas. Oye –le dije- pero a lo mejor no regreso. No me lo dijo, pero sé que le dolió. Muy bien, es la ley de la vida. ¡nopasanada!

Mamá, me voy a casar. ¿Puedes decirle a mi Papá si vienen a pedir a mi novia?
¿Estás seguro? –Su pregunta perseguía evitarme dolores innecesarios-. Si Mamá. Bueno, avísanos cuándo será para poder decirle a tu Papá e ir a Monterrey. ¡nopasanada!

Mamá, vamos a tener un hijo –le dije todavía nervioso por la noticia totalmente inesperada- ¿cómo ves? Muy bien –contestó con una voz sinceramente emocionada- ahora vas a tener mucho más responsabilidades. Cuida mucho de tus hijos y ¡quiérelos mucho!. ¡nopasanada!

No quiero imaginarme que hubiera sido de mí si mi Madre no hubiera estado presente a lo largo de mi vida. Sin embargo, de lo que si estoy seguro es que mi carácter, mis sentimientos, mis principios y mi voluntad para seguir adelante en la vida, no serían los mismos sin el ejemplo que ella es para mí. No es que ella siempre me solape o acceda a todas las cosas que se me ocurran. Más bien, ha sabido ser una excelente escucha, el mejor de los confidentes, una consejera desinteresada pero sobre todo, calma en la tormenta. ¡nopasanada!

Cuando veo a mi Esposa, veo una Madre que, a su propio estilo, sabe ser como mi Madre lo fue para mí, pero obviamente con mis hijos: es confidente, escucha, consejera y calma en la tormenta, ¿Será que al nacer mujer DIOS las manda con un software que se activa con la Maternidad? ¡Bendito sea DIOS! ¿Te imaginas, Lector Querido, un mundo sin Madres? ¡Ni Madres!

A mi Madre en este día, ¡DIOS te bendiga y te tenga muchos años más junto a tus hijos que te aman! ¡Te amo Mamá!!

A mi esposa, Gracias por ser esa Madre para mis hijos, ¡Te amo!

A ti Lector Querido, un abrazo para ti y para tu Madre!!!

El Escribidor

jueves, 17 de abril de 2008

A mi sobrina…

A mi sobrina…

Monterrey, N.L. a 17 de Abril de 2008

En este ir y venir llamado vida, uno va conociendo mucha gente de pasadita.
De todo hay en La Viña del Señor (diría mi querido Padre) y esa variopinta población es la que le da las tonalidades al vivir. Creo que con cada persona que conocemos, nos vamos matizando y adquirimos aspectos de su identidad que nos van enriqueciendo poco a poco. Me figuro como si fuéramos pelotas de colores que al chocar unas con otras, nos pintáramos con pequeñas motas de otros tonos y llega un momento que parecemos esas pelotitas que salen de premio en las máquinas tragamonedas.
Me ha tocado conocer todo tipo de personas pero me doy cuenta que las que de verdad se quedan tatuadas en mi alma son aquellas que muestran un color de base, es decir, que son auténticas. Tengo el orgullo de decir que mi familia (incluyo mi esposa, mis hijos, mis padres, hermanos, sobrinos, sobrinos nietos, etc.) tiene la característica de ser como hechos a mano, es decir, como que los hicieron y rompieron el molde. ¡Qué bonita familia!

Hoy quiero hablar de una sobrina en especial.
Viene de un padre y una madre, como digo yo, intensitos.
Su infancia, con un grado de dificultad como de ocho en una escala del uno al diez.
Una adultez no apta para personas con corazón de pollo.
Estoy seguro que a mucha gente conocida, se le hubiera apachurrado el corazón y hubiera pedido esquina. Pero ella no. La mayor de una familia de cinco, de una manera inopinada, tuvo que crecer, madurar y en cierto modo, hacerse cargo de sus hermanos, haciendo frente a muchísimas vicisitudes y contrariedades, siempre con la frente en alto y el cariño por delante.

Yo no los entendí en su momento, lo que pasa es que yo no viví en carne propia lo que ellos si vivieron. Lo que más admiración me causa es que a pesar de todo, su capacidad de ser feliz permaneció intacta. Hace algunos meses, me encontré con ellos en una fiesta y me di cuenta que son tan unidos, que hay momentos en los que no se sabe donde empieza uno y donde termina el otro. ¡Que envidia (de la buena)!

Pero como que la vida muchas veces tiene otros planes y de pronto nos presenta nuevos retos que vencer. Hoy, mi sobrina tiene que enfrentar una batalla que a mí me dejaría sin aliento, pero, ¿saben qué? Estoy seguro que la va a ganar. Está hecha para eso y sabe como luchar. Tengo la plena certeza de que sus hermanos, se aglomerarán alrededor de ella y le infundirán la fuerza que requiere para seguir adelante. ¡Yo juego! ¿Me invitan?

Querida sobrina, recuerda una cosa, el dolor es inevitable, pero el sufrir es opcional. Recuerda que cuando todo parece adverso queda DIOS y Él y tú son mayoría.
Lucha como si todo dependiera de ti y abandónate como si todo dependiera de ÉL.
Te mando un beso y un abrazo.

A mi familia, toda ella, ¿y si formáramos un muégano gigante con ella al centro?,


Querido Lector, un abrazo,


El Escribidor

jueves, 10 de abril de 2008

¿Y mi coca?

Monterrey, N.L. a 10 de Abril de 2008

El otro día, estaba comiendo en un restaurante y de pronto se acercó a mí una señora pidiendo dinero: ¿Me da una ayudita por el Amor de Dios?- me dijo la pedigüeña con voz lastimera-, oiga –contesté- mejor le compro unos taquitos. Está bien –afirmó- pero con todo y Coca. Señora –le rebatí- no creo que me alcance para pagarle el refresco, pero los taquitos si cuente con ellos.

Total que le prepararon sus tacos para llevar y al final, la señora al revisar su vianda, preguntó: ¿y mí Coca? Lo siento –contesté con un poco de vergüenza al no poder acceder a su petición- le dije que probablemente no le compraría la soda porque no traía dinero suficiente. Entonces, sobrevino un silencio incómodo, una mirada llena de insatisfacción y con un gesto de total decepción. Se marchó sin decir nada ni siquiera un gracias. ¡Nohayqueser!

Otro día, gracias al buen desempeño en la realización de un proyecto de la compañía para la que trabajo, se me ocurrió que deberíamos recompensar con un pago extraordinario a la gente que estuvo involucrada en él. Total que revisé el asunto con el dueño de la empresa y llegamos al acuerdo de cierta cantidad de dinero para cada uno. Con el pecho henchido por el logro conseguido, me di a la tarea de notificar uno a uno la buena nueva. El primero, me respondió: «ah! Ok! ¿Por qué no fue más cantidad?». El segundo, lleno de indiferencia me contestó: «está bien». El tercero, simplemente contestó: ¿y cuando lo pagan? ¿y las gracias? ¡Bien gracias!

No quiero que pienses, Lectora, Lector Queridos, que quiero convencerte de que soy una persona toda bondad y un dechado de virtudes. En realidad, soy una persona normal que cree que realizando actos de buena voluntad me ayuda a contrarrestar un poco los efectos de mis malas acciones, inconscientes o conscientes. Pero, también estoy convencido, de que siempre (mejor lo escribo con mayúsculas para que se note) SIEMPRE DEBEMOS DAR LAS GRACIAS por los dones, favores, bienes, ayudas, apoyos recibidos, aun y cuando no los hayamos solicitado. Es un acto de reciprocidad hacia nuestro Bienhechor. Pura aritmética de gratitud para el equilibrio de la ecuación: Recibo entonces, debo agradecer. Cero deudas kármicas.

Por otro lado, sé que debo darle a mi prójimo sin esperar recibir nada a cambio, que al fin y al cabo, me agradezca o no por lo que hice, existe una gratitud universal e infinita -que es DIOS- que se encarga del equilibrio de las cosas y absolutamente nada queda sin saldarse, ni el más pequeño acto de caridad.

Quisiera plantearte una idea más, claro si me lo permites y es el hecho de que muchas veces nos achicopalamos y llegamos a pensar que no existe una razón para estar agradecidos y no es sino hasta el momento que enfrentamos una pérdida que nos percatamos de que lo valioso que teníamos y ya no. Es tan sencillo como agradecerle a DIOS por el hogar que tienes; por tu pareja y por tus hijos; porque tienes que comer y que vestir; porque tienes trabajo; porque tienes salud y podría seguir enumerando tantas y tantas razones por las cuales podrías mostrar gratitud. ¡Ah pero somos ingratos y tercos! y preferimos ir por la vida con nuestros llantos lastimeros. ¡de nada!

Ojala que aprendas e inculques a los tuyos, la costumbre de agradecer siempre a todos por todo. Haz que se vuelva un hábito que permita que las gracias fluyan por tu vida, al fin y al cabo, el agradecimiento actúa como un bumerán kármico que regresará a ti con más y más razones para estar agradecido.

Lectora, Lector Queridos, ¡Muchas Gracias por el lazo que te une a mí, sea porque eres mi amigo, mi pariente, mi familia o simplemente mi lector!


El Escribidor

domingo, 30 de marzo de 2008

Soy Conformista...

Monterrey, N.L. a 30 de Marzo de 2008

Querido Lector, mil disculpas por no haber escrito en tanto tiempo, lo que sucede es que entré en un «desierto» y he estado esperando respuestas, pero de pronto me llegó un viento de inspiración y ya me dieron ganas de escribir de nuevo.

Hace algún tiempo, una persona muy querida por mí, me calificó diciendo que yo era una persona muy conformista. En ese momento, me agarró fuera de lugar y permití que aquello me afectara, dado que para mí, esa palabra era sinónimo de mediocridad. Para estar más en contexto, en ese momento yo estaba pasando por el momento más difícil de mi vida y cualquier crítica, viniera de quién viniera, me afectaba de sobre manera, ¡Cuánto más me afectó viniendo de alguien cercano a mí! En ese tiempo, se abrieron muchas heridas y hubieron muchísimas pérdidas de todos los tamaños y en todos los sentidos, solo DIOS sabe que fue una época realmente llena de espinas y de puro caminar cuesta arriba.

Han pasado varios años de ese momento, esa crisis ha quedado atrás (me refiero a ese momento de mi vida), todavía estoy en el proceso de curar heridas viejas y de restaurar pérdidas. Falta mucho, pero doy gracias a DIOS porque el camino es más llano y soplan vientos de ventura.

Es justo ahora que me doy cuenta que si sobreviví esos momentos, con el alma intacta y con el corazón tan solo un poco apachurrado, es debido a que DIOS siempre estuvo a mi lado, siempre contestando a mi llamada, atendiendo mi súplica y escuchando mi clamor, pero ¿saben una cosa? En la parte que me tocó a mí, hubieron esencialmente dos etapas: una, cuando me resistía a todos los males que me pasaban y vivía bajo un continuo desgaste preguntándome ¿por qué me sucede esto? sin lograr cambiar las cosas ni mi realidad. Dos, cuando aprendí el arte de conformarse, que no es otra cosa que aceptar lo que nos sucede como es y no como quisiéramos que fuera; es decir, aprender a fluir tal como lo hace el agua, el elemento más poderoso que existe y nada se resiste a su fuerza y es capaz de perforar la roca más dura gota a gota. Conformarse se volvió para mi la mejor opción y la mejor acción, permitiéndome trabajar duro por lo que yo tenía que hacer, dejando el resto a DIOS. Es decir, co-formándome con mi realidad logrando tener paz, sosiego y sobre todo, sabiendo que el resto ya sólo depende de ÉL.

No digo que una vez que pasó mi crisis ya todo es miel sobre hojuelas, lo que quiero compartirte, lectora, lector queridos, es que ahora que reconozco que soy conformista, no me resisto a las crisis y créeme, a pesar de que he tenido algunas, ya no logran hacerme heridas profundas, ni apachurrarme el corazón como sucedía antes. Ahora, tengo más Paz en mi vida y la plena convicción de que DIOS es mi Pastor y nada me faltará.

Lector Querido, que la paz sea contigo y un abrazo de conformidad!!! recuerda: las cosas son como son y no de otra manera!


El Escribidor

sábado, 5 de enero de 2008

Leven Anclas



¡Leven Anclas!!

Monterrey, N.L. a 5 de Enero de 2008


Si bien no soy vecino del mar, lo conozco, y las pocas veces que lo he visto me han bastado para gustar de él y para añorar en regresar. Yo creo que tiene que ver con el hecho de que, ante un espacio abierto tan grande, de alguna manera se me figura como que así es la libertad y de igual manera, así es la vida misma

En ese marítimo pensamiento, viene a mí la imagen de un barco como el vehículo para navegar en esa independencia y depende de cada quien el tipo de barco con el que navegaremos: hay quien navega de una manera poética y elegante disfrutando de su libertad y dependiendo de alguna manera, de cómo sople el viento, como en un barco de velas; o por qué no, hay quien lo hace en un yate, porque encuentra más deleite en el trasporte que en el mar mismo; o hay quien lo hace de una manera austera, como en una barca utilizando remos, completamente a merced de las olas, y existen los que les gusta pasar por la vida sin ser advertidos, como en un submarino.
Si el mar representa nuestra vida y el barco la manera de vivirla ¿qué representan las anclas? Porque todo barco tiene de una a tres, dependiendo del tamaño del mismo. Pues bien, para mí, las anclas representan todas las cosas que impiden a la embarcación moverse del lugar donde se encuentra. Existen diferentes tipos de anclas y de muy diversos tamaños, entre otras: la rutina, el odio, el fastidio, la mediocridad, la apatía, el aferre y las más grandes de todas: la desidia y el miedo. Ahora bien, las anclas pueden aparecer en cualquier momento de nuestra navegación, inclusive a veces ni siquiera nos permiten dejar el puerto.
No es que las anclas sean malas, siempre en la vida debe existir un tiempo para descansar, sobre todo, antes de cambiar de rumbo, y es ahí donde necesitamos que nuestra nave esté segura y sin moverse. El dilema viene cuando llega el tiempo de zarpar y las anclas nomás no se levantan.
Existe una frase muy conocida que viene al caso, se dice que el capitán grita: “! Leven anclas!” y la tripulación debe obedecer de inmediato y así, la nave deja el puerto.

En este momento, Querido Lector, ¿ya dejaste el puerto? ¿Estás anclado aún o ya van camino a tu nuevo destino?

Un abrazo y ¡Leven anclas!

El Escribidor

martes, 1 de enero de 2008

¡Feliz Año 2008!

Monterrey, N.L. a 31 de Diciembre de 2007

Es que el humano es tan necio que aprendió a medir algo que ni siquiera existe, el tiempo, y le dio nombre de acuerdo a su unidad de medida e inventó los segundos, minutos, horas, los días, los años, etc.
Es más, no contento con incluir un parámetro de por si estresante, inventó además una máquina para que le estuviera recordando a cada momento que el tiempo transcurría.
Es el año una de esas unidades de medida que representan 365 unidades de una menor llamada día, a su vez cada una de estas incluye en su haber 24 horas y así sucesivamente.

Hoy toca celebrar un cambio de año. En realidad, físicamente no existe, todo más bien es como que un alucine mental que nos sirve para delimitar esa porción de tiempo y es una costumbre celebrar el fin de uno y el inicio de otro.
Esa transición anual puede servirnos para muchísimas cosas, desde lamentarnos por todo lo que hicimos o dejamos de hacer, hasta para celebrar por las cosas que hicimos bien y por los logros que alcanzamos.

Yo más bien creo que es un punto de inflexión que puede servirnos, entre otras cosas,

Para revisar nuestra relación con DIOS y cambiar lo necesario para apegarnos a Su Senda y seguir Su Camino,

Para analizar a conciencia cada uno de los actos realizados para con nuestra persona, cuanto nos quisimos, cuanto crecimos espiritualmente, cuanto aprendimos,

Puede servir además, para revisar cuanto quisimos a nuestra familia y amigos, cuanto crecimos en nuestra relación con ellos, cuanto les dimos de nosotros,

También ayuda para replantear todos los errores y fracasos para tomar de ellos lo mejor y potencializarlos en oportunidades,

Por último, podemos establecer compromisos con nosotros mismos para con nuestra persona, nuestra familia y la gente que nos rodea, claro, desde una óptica realista y alcanzable y sobre todo, agradecer por todo y a todos por cada regalo recibido.

Hay un refrán que dice: “El hombre propone y DIOS dispone”, no estoy de acuerdo, es un punto de vista de alguien que cree que DIOS y el hombre tienen horizontes diferentes. Yo lo replantearía así: “Si el Hombre propone en DIOS, dispone”

Lector Querido, que este 2008 represente para ti un año de pleno acercamiento al Señor,

Un abrazo y Feliz año nuevo!!!!!!!!!!!!

El Escribidor

Quema de Libros (Coronavirus parte II)

Siguiendo con este asunto de la pandemia y haciendo sumas y restas, me he dado cuenta de que hemos sufrido de todo tipo de afectaciones. Nos...