viernes, 27 de noviembre de 2009

Guácala, ¿qué tienes en las manos?

Monterrey, N.L. a 14 de noviembre de 2009

“Ernesto tiene psoriasis y realmente me molesta cuan ignorantes podemos ser los humanos porque lo he sufrido con el a traves de todos estos años y el que la gente lo mire y haga algun comentario hiriente o algun gesto .. no saben cuanto puede dañar el autoestima asi que lo he orillado a que hable de esto sin verguenza y que no pasa nada que les haga saber que no se contagia y les enseñe que a cualquiera le puede pasar”. [Sic]

Basta con echarle un vistazo al párrafo anterior para percatarse que llevar esta enfermedad –psoriasis o cualquier otra- es de por si una tarea dura y exclusiva para hombres y mujeres de a de veras. Gente con un corazón fuerte y una voluntad de hierro. Porque aparte de los dolores y achaques propios de la afección, están el rechazo y la marginación que la gente tiene para con los afectados. Hagan de cuenta que es como empujar un carro hacia arriba.

Me consta que Nina y Ernesto son personas bien trabajadoras y honradas, de eso no hay duda. Los conocí en el trabajo e inmediatamente me di cuenta que no tienen hora de entrada ni de salida. Lo que no conocía, eran las dolencias él y la condolencia de ella. Una vida trastocada por trastornos y molestias solamente se ve compensada a golpe de puros cuidados y mimos de su devota esposa. Así pos si!

Ella piensa que el humano de alguna manera, segrega y lastima por maldad. Sin embargo, partiendo del principio de que el humano es bueno por naturaleza hasta que no se le demuestra lo contrario, concluyo que las miradas y los gestos de las personas, en realidad reflejan un miedo (muchas veces inconsciente) al contagio, no por la dolencia misma, sino porque saben de antemano que no cuentan ni con la fuerza necesaria para resistirla, ni con la voluntad para salir adelante. En el fondo, siento que también es un terror a lo diferente, porque siempre busca con afán encajar en la sociedad y cree que si llegara a mostrar algún síntoma que lo haga distinto, quedará automáticamente excluido de lo que tanto anhela. Pobre!!

Pero, ¿Cómo se puede hacer para lidiar con los prejuicios y los tapujos de la gente? ¿Cómo controlar las miradas llenas de discriminación? ¿Cómo controlar los comentarios mordaces y ofensivos? Ese es otro boleto… pero creo que mejor ni lo intentes, porque antes de intentar cambiar al mundo (tendríamos que convencer más o menos a cuatro millones y medio de personas, nada más en Nuevo León, lo cual está poco más que en chino), podemos comenzar por reconocer que, el hecho de que nos afecte la critica de los demás, sigue siendo un ejercicio de libertad de elección. Dicho en español de México, tú decides si el comentario de las demás personas te afecta o no.

Al final del día, el punto más importante, es debemos crear en nosotros el hábito de mantenernos felices a pesar de las contrariedades que se nos presenten, porque el dolor, es inevitable, pero el sufrimiento es opcional.

Le doy muchas gracias a Nina por invitarme a escribir para el blog, espero hacer un buen papel.

A ti Lector Querido, para que no pases de largo ante la enfermedad del hermano,

El Escribidor

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