domingo, 20 de septiembre de 2009

Rompiendo el molde...


Monterrey, N.L. a 29 de Agosto de 2009

El arzobispo de Constantinopla
se quiere desconstantinopolizar,
aquél que lo desconstantinopolice,
será un buen desconstantinopolizador…

Este trabalenguas (parte muy importante de mi acervo cultural adquirido en la querida Escuela Primaria Federal Melquiades Moreno y que no había sido de gran utilidad hasta hoy) no es otra cosa que la búsqueda desesperada de un hombre para desaparecer patrones establecidos en su vida…

Es que nacemos y nos comienzan a atiborrar de todo tipo de disfraces y costumbres predefinidas por generaciones y generaciones y lejos de buscar esas diferencias que hacen que los humanos seamos interesantes, la gente que nos rodea comienza por empatarnos con nuestros familiares: mira, se parece a su papá; tiene el carácter de su mamá; tiene los pies como la abuela y terminamos siendo el prototipo de prototipos.

Acto seguido, aprendemos a seguir lineamientos de acuerdo al modelo que nos hayamos adherido. Si somos niños, nos enseñan que los niños no lloran. Si eres niña, que debes jugar con trastecitos porque algún día serás mamá y tendrá una familia.
Al casarse, las mujeres deben hacerlo de blanco y ser vírgenes. Los hombres en cambio, pueden tener las aventuras que quieran, al fin y al cabo, así son los hombres.
Ya en el matrimonio, los hombres deben mandar en la casa y las mujeres, deben obedecer al marido sin rechistar, a cambio de que él las mantenga.
¿Qué viene a tu memoria si te digo la palabra suegra?
¿y si digo divorciado?
¿o si digo desempleado?
¿o si menciono la palabra anciano?

¿Le sigo?

Hay moldes de todo tipo, ya sea los transmitidos por la familia, otros por la sociedad en la que nos desenvolvemos. Unos por los amigos con los que nos juntamos o por el medio en el que trabajamos. O inclusive, algunos impuestos por la religión misma, pero lo más importante de todo, es estar conscientes de cada uno de esas conductas preestablecidas que no hacen otra cosa que enceguecernos e impedirnos ser libres para actuar, pensar y decidir como a nuestro libre albedrío mejor le venga en gana.

Es que me hicieron –decía mi Papá- y rompieron el molde. Era su expresión favorita cuando llevaba a cabo algo que lo llenaba de orgullo y que lo hacía sentir como único e irrepetible. Me hubiera gustado que eso fuera realidad pues todos seriamos humanos totalmente diferentes y muy probablemente, no existirían patrones que nos hacen, en muchos casos, ser infelices y vivir insatisfechos.

De eso se trata, de romper el molde que nos han impuesto –muchas veces con mucho amor- y de ser nosotros mismos, sin miedos ni ataduras y sin otra cosa en mente que ser plenamente felices. Debemos reinventarnos a cada momento deshaciendo todas las cadenas mentales, de falsa moral, de mojigatería o de hipocresía y dejando salir al verdadero yo, claro! Sin olvidar que nuestros derechos terminan donde comienzan los de los demás.

Decídete de una vez por todas y rompe con todos los modelos, no existe ningún humano que valga la pena seguir ciegamente (a no ser que sea Cristo).

El arquetipo ideal que debes tener es tu mismo, pero siendo excelente!!

De los moldes mentales, ya hablaremos más adelante, es un tema que requiere ser tratado minuciosamente.

Lector Querido, para que rompas tus moldes te doy un fuerte abrazo!

El Escribidor



Quema de Libros (Coronavirus parte II)

Siguiendo con este asunto de la pandemia y haciendo sumas y restas, me he dado cuenta de que hemos sufrido de todo tipo de afectaciones. Nos...