domingo, 21 de septiembre de 2008

A man has to do what he has to do


(Un hombre tiene que hacer lo que él tiene que hacer)




Monterrey, N.L. a 21 de Septiembre de 2008


A mi me gusta mucho esta frase “gringa”, principalmente porque encierra toda la verdad acerca de las cosas que por más vueltas que le demos, tenemos que hacerlas nosotros y solamente nosotros y que sobre todo, son inaplazables.


Lo que es a mí, siempre me han acompañado dos terribles compañeros: el miedo y la desidia; pero hace algunos años, se dio una mezcla muy espeluznante de ambos que me paralizó por completo y estuvo a punto de llevarme a un punto sin retorno. Gracias a DIOS! Me di cuenta en el último momento y me di a la tarea de llevar a cabo lo que tenía que hacer y que había estado eludiendo acobardado y sin fuerzas y me permitió retomar las riendas de mi vida. Hoy lo recuerdo siempre y estoy atento a cada señal con el fin de no caer de nuevo en lo mismo. Quizás es por eso que continuamente estoy empujando a mis hijos a luchar contra esos dos enemigos sutiles que nos van arrastrando poco a poco a la desgracia.


Me vino a la memoria hace unas semanas cuando iba a dejar a mi hijo en la secundaria, era su primer día de clases y estaba lleno de recelo ante un ambiente totalmente ajeno a él. Peor aún, las referencias que habían llenado su cabeza hacían alusión a un ambiente hostil y duro. Con las palabras más dulces que un padre le puede dirigir a su hijo, le comenté que la verdad la secundaria era mucho mejor que la primaria y que no necesariamente tenía que ser mala. Me creyó y se bajó, eso si, aún con un poco de desconfianza acerca de lo que le esperaba, para mi que pensó: ¡A man has to do what he has to do!

Mi corazón se estremeció al ver que los primeros personajes que se presentaron en su camino fueron dos enormes estudiantes de 1.80 metros de estatura. En fin, un hombre tiene que hacer lo que él tiene que hacer, ¡Bien por mi hijo!


Pero, cuando lo que se tiene que hacer implica dejar hogar, padres, hermanos, amigos, se requiere un carácter de verdad valiente y decidido, además de estoico, tal es el caso de un “Emigrado” (así les llaman en mi tierra) que estaba esperando en la central de autobuses el vehiculo que lo regresaría a esa tierra ajena y totalmente adversa. Observaba el boleto con una tristeza de esas que calan hondo. Llegó el camión, lanzó un tremendo suspiro y estoy seguro que pensó para si: ¡A man has to do what he has to do! Tomó sus maletas y se dirigió a su destino.


Por cierto, se me fue mi sobrinilla, la más fresilla. Se fue a España. Les dolió mucho a sus papás. Le dolió mucho a ella, pero: ¡A Woman has to do what she has to do!


Ia Lara Aeli, te la encargo mucho!



Lector Querido, Te mando un abrazo, lo tengo que hacer,


El Escribidor

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