jueves, 17 de abril de 2008

A mi sobrina…

A mi sobrina…

Monterrey, N.L. a 17 de Abril de 2008

En este ir y venir llamado vida, uno va conociendo mucha gente de pasadita.
De todo hay en La Viña del Señor (diría mi querido Padre) y esa variopinta población es la que le da las tonalidades al vivir. Creo que con cada persona que conocemos, nos vamos matizando y adquirimos aspectos de su identidad que nos van enriqueciendo poco a poco. Me figuro como si fuéramos pelotas de colores que al chocar unas con otras, nos pintáramos con pequeñas motas de otros tonos y llega un momento que parecemos esas pelotitas que salen de premio en las máquinas tragamonedas.
Me ha tocado conocer todo tipo de personas pero me doy cuenta que las que de verdad se quedan tatuadas en mi alma son aquellas que muestran un color de base, es decir, que son auténticas. Tengo el orgullo de decir que mi familia (incluyo mi esposa, mis hijos, mis padres, hermanos, sobrinos, sobrinos nietos, etc.) tiene la característica de ser como hechos a mano, es decir, como que los hicieron y rompieron el molde. ¡Qué bonita familia!

Hoy quiero hablar de una sobrina en especial.
Viene de un padre y una madre, como digo yo, intensitos.
Su infancia, con un grado de dificultad como de ocho en una escala del uno al diez.
Una adultez no apta para personas con corazón de pollo.
Estoy seguro que a mucha gente conocida, se le hubiera apachurrado el corazón y hubiera pedido esquina. Pero ella no. La mayor de una familia de cinco, de una manera inopinada, tuvo que crecer, madurar y en cierto modo, hacerse cargo de sus hermanos, haciendo frente a muchísimas vicisitudes y contrariedades, siempre con la frente en alto y el cariño por delante.

Yo no los entendí en su momento, lo que pasa es que yo no viví en carne propia lo que ellos si vivieron. Lo que más admiración me causa es que a pesar de todo, su capacidad de ser feliz permaneció intacta. Hace algunos meses, me encontré con ellos en una fiesta y me di cuenta que son tan unidos, que hay momentos en los que no se sabe donde empieza uno y donde termina el otro. ¡Que envidia (de la buena)!

Pero como que la vida muchas veces tiene otros planes y de pronto nos presenta nuevos retos que vencer. Hoy, mi sobrina tiene que enfrentar una batalla que a mí me dejaría sin aliento, pero, ¿saben qué? Estoy seguro que la va a ganar. Está hecha para eso y sabe como luchar. Tengo la plena certeza de que sus hermanos, se aglomerarán alrededor de ella y le infundirán la fuerza que requiere para seguir adelante. ¡Yo juego! ¿Me invitan?

Querida sobrina, recuerda una cosa, el dolor es inevitable, pero el sufrir es opcional. Recuerda que cuando todo parece adverso queda DIOS y Él y tú son mayoría.
Lucha como si todo dependiera de ti y abandónate como si todo dependiera de ÉL.
Te mando un beso y un abrazo.

A mi familia, toda ella, ¿y si formáramos un muégano gigante con ella al centro?,


Querido Lector, un abrazo,


El Escribidor

jueves, 10 de abril de 2008

¿Y mi coca?

Monterrey, N.L. a 10 de Abril de 2008

El otro día, estaba comiendo en un restaurante y de pronto se acercó a mí una señora pidiendo dinero: ¿Me da una ayudita por el Amor de Dios?- me dijo la pedigüeña con voz lastimera-, oiga –contesté- mejor le compro unos taquitos. Está bien –afirmó- pero con todo y Coca. Señora –le rebatí- no creo que me alcance para pagarle el refresco, pero los taquitos si cuente con ellos.

Total que le prepararon sus tacos para llevar y al final, la señora al revisar su vianda, preguntó: ¿y mí Coca? Lo siento –contesté con un poco de vergüenza al no poder acceder a su petición- le dije que probablemente no le compraría la soda porque no traía dinero suficiente. Entonces, sobrevino un silencio incómodo, una mirada llena de insatisfacción y con un gesto de total decepción. Se marchó sin decir nada ni siquiera un gracias. ¡Nohayqueser!

Otro día, gracias al buen desempeño en la realización de un proyecto de la compañía para la que trabajo, se me ocurrió que deberíamos recompensar con un pago extraordinario a la gente que estuvo involucrada en él. Total que revisé el asunto con el dueño de la empresa y llegamos al acuerdo de cierta cantidad de dinero para cada uno. Con el pecho henchido por el logro conseguido, me di a la tarea de notificar uno a uno la buena nueva. El primero, me respondió: «ah! Ok! ¿Por qué no fue más cantidad?». El segundo, lleno de indiferencia me contestó: «está bien». El tercero, simplemente contestó: ¿y cuando lo pagan? ¿y las gracias? ¡Bien gracias!

No quiero que pienses, Lectora, Lector Queridos, que quiero convencerte de que soy una persona toda bondad y un dechado de virtudes. En realidad, soy una persona normal que cree que realizando actos de buena voluntad me ayuda a contrarrestar un poco los efectos de mis malas acciones, inconscientes o conscientes. Pero, también estoy convencido, de que siempre (mejor lo escribo con mayúsculas para que se note) SIEMPRE DEBEMOS DAR LAS GRACIAS por los dones, favores, bienes, ayudas, apoyos recibidos, aun y cuando no los hayamos solicitado. Es un acto de reciprocidad hacia nuestro Bienhechor. Pura aritmética de gratitud para el equilibrio de la ecuación: Recibo entonces, debo agradecer. Cero deudas kármicas.

Por otro lado, sé que debo darle a mi prójimo sin esperar recibir nada a cambio, que al fin y al cabo, me agradezca o no por lo que hice, existe una gratitud universal e infinita -que es DIOS- que se encarga del equilibrio de las cosas y absolutamente nada queda sin saldarse, ni el más pequeño acto de caridad.

Quisiera plantearte una idea más, claro si me lo permites y es el hecho de que muchas veces nos achicopalamos y llegamos a pensar que no existe una razón para estar agradecidos y no es sino hasta el momento que enfrentamos una pérdida que nos percatamos de que lo valioso que teníamos y ya no. Es tan sencillo como agradecerle a DIOS por el hogar que tienes; por tu pareja y por tus hijos; porque tienes que comer y que vestir; porque tienes trabajo; porque tienes salud y podría seguir enumerando tantas y tantas razones por las cuales podrías mostrar gratitud. ¡Ah pero somos ingratos y tercos! y preferimos ir por la vida con nuestros llantos lastimeros. ¡de nada!

Ojala que aprendas e inculques a los tuyos, la costumbre de agradecer siempre a todos por todo. Haz que se vuelva un hábito que permita que las gracias fluyan por tu vida, al fin y al cabo, el agradecimiento actúa como un bumerán kármico que regresará a ti con más y más razones para estar agradecido.

Lectora, Lector Queridos, ¡Muchas Gracias por el lazo que te une a mí, sea porque eres mi amigo, mi pariente, mi familia o simplemente mi lector!


El Escribidor

domingo, 30 de marzo de 2008

Soy Conformista...

Monterrey, N.L. a 30 de Marzo de 2008

Querido Lector, mil disculpas por no haber escrito en tanto tiempo, lo que sucede es que entré en un «desierto» y he estado esperando respuestas, pero de pronto me llegó un viento de inspiración y ya me dieron ganas de escribir de nuevo.

Hace algún tiempo, una persona muy querida por mí, me calificó diciendo que yo era una persona muy conformista. En ese momento, me agarró fuera de lugar y permití que aquello me afectara, dado que para mí, esa palabra era sinónimo de mediocridad. Para estar más en contexto, en ese momento yo estaba pasando por el momento más difícil de mi vida y cualquier crítica, viniera de quién viniera, me afectaba de sobre manera, ¡Cuánto más me afectó viniendo de alguien cercano a mí! En ese tiempo, se abrieron muchas heridas y hubieron muchísimas pérdidas de todos los tamaños y en todos los sentidos, solo DIOS sabe que fue una época realmente llena de espinas y de puro caminar cuesta arriba.

Han pasado varios años de ese momento, esa crisis ha quedado atrás (me refiero a ese momento de mi vida), todavía estoy en el proceso de curar heridas viejas y de restaurar pérdidas. Falta mucho, pero doy gracias a DIOS porque el camino es más llano y soplan vientos de ventura.

Es justo ahora que me doy cuenta que si sobreviví esos momentos, con el alma intacta y con el corazón tan solo un poco apachurrado, es debido a que DIOS siempre estuvo a mi lado, siempre contestando a mi llamada, atendiendo mi súplica y escuchando mi clamor, pero ¿saben una cosa? En la parte que me tocó a mí, hubieron esencialmente dos etapas: una, cuando me resistía a todos los males que me pasaban y vivía bajo un continuo desgaste preguntándome ¿por qué me sucede esto? sin lograr cambiar las cosas ni mi realidad. Dos, cuando aprendí el arte de conformarse, que no es otra cosa que aceptar lo que nos sucede como es y no como quisiéramos que fuera; es decir, aprender a fluir tal como lo hace el agua, el elemento más poderoso que existe y nada se resiste a su fuerza y es capaz de perforar la roca más dura gota a gota. Conformarse se volvió para mi la mejor opción y la mejor acción, permitiéndome trabajar duro por lo que yo tenía que hacer, dejando el resto a DIOS. Es decir, co-formándome con mi realidad logrando tener paz, sosiego y sobre todo, sabiendo que el resto ya sólo depende de ÉL.

No digo que una vez que pasó mi crisis ya todo es miel sobre hojuelas, lo que quiero compartirte, lectora, lector queridos, es que ahora que reconozco que soy conformista, no me resisto a las crisis y créeme, a pesar de que he tenido algunas, ya no logran hacerme heridas profundas, ni apachurrarme el corazón como sucedía antes. Ahora, tengo más Paz en mi vida y la plena convicción de que DIOS es mi Pastor y nada me faltará.

Lector Querido, que la paz sea contigo y un abrazo de conformidad!!! recuerda: las cosas son como son y no de otra manera!


El Escribidor

sábado, 5 de enero de 2008

Leven Anclas



¡Leven Anclas!!

Monterrey, N.L. a 5 de Enero de 2008


Si bien no soy vecino del mar, lo conozco, y las pocas veces que lo he visto me han bastado para gustar de él y para añorar en regresar. Yo creo que tiene que ver con el hecho de que, ante un espacio abierto tan grande, de alguna manera se me figura como que así es la libertad y de igual manera, así es la vida misma

En ese marítimo pensamiento, viene a mí la imagen de un barco como el vehículo para navegar en esa independencia y depende de cada quien el tipo de barco con el que navegaremos: hay quien navega de una manera poética y elegante disfrutando de su libertad y dependiendo de alguna manera, de cómo sople el viento, como en un barco de velas; o por qué no, hay quien lo hace en un yate, porque encuentra más deleite en el trasporte que en el mar mismo; o hay quien lo hace de una manera austera, como en una barca utilizando remos, completamente a merced de las olas, y existen los que les gusta pasar por la vida sin ser advertidos, como en un submarino.
Si el mar representa nuestra vida y el barco la manera de vivirla ¿qué representan las anclas? Porque todo barco tiene de una a tres, dependiendo del tamaño del mismo. Pues bien, para mí, las anclas representan todas las cosas que impiden a la embarcación moverse del lugar donde se encuentra. Existen diferentes tipos de anclas y de muy diversos tamaños, entre otras: la rutina, el odio, el fastidio, la mediocridad, la apatía, el aferre y las más grandes de todas: la desidia y el miedo. Ahora bien, las anclas pueden aparecer en cualquier momento de nuestra navegación, inclusive a veces ni siquiera nos permiten dejar el puerto.
No es que las anclas sean malas, siempre en la vida debe existir un tiempo para descansar, sobre todo, antes de cambiar de rumbo, y es ahí donde necesitamos que nuestra nave esté segura y sin moverse. El dilema viene cuando llega el tiempo de zarpar y las anclas nomás no se levantan.
Existe una frase muy conocida que viene al caso, se dice que el capitán grita: “! Leven anclas!” y la tripulación debe obedecer de inmediato y así, la nave deja el puerto.

En este momento, Querido Lector, ¿ya dejaste el puerto? ¿Estás anclado aún o ya van camino a tu nuevo destino?

Un abrazo y ¡Leven anclas!

El Escribidor

martes, 1 de enero de 2008

¡Feliz Año 2008!

Monterrey, N.L. a 31 de Diciembre de 2007

Es que el humano es tan necio que aprendió a medir algo que ni siquiera existe, el tiempo, y le dio nombre de acuerdo a su unidad de medida e inventó los segundos, minutos, horas, los días, los años, etc.
Es más, no contento con incluir un parámetro de por si estresante, inventó además una máquina para que le estuviera recordando a cada momento que el tiempo transcurría.
Es el año una de esas unidades de medida que representan 365 unidades de una menor llamada día, a su vez cada una de estas incluye en su haber 24 horas y así sucesivamente.

Hoy toca celebrar un cambio de año. En realidad, físicamente no existe, todo más bien es como que un alucine mental que nos sirve para delimitar esa porción de tiempo y es una costumbre celebrar el fin de uno y el inicio de otro.
Esa transición anual puede servirnos para muchísimas cosas, desde lamentarnos por todo lo que hicimos o dejamos de hacer, hasta para celebrar por las cosas que hicimos bien y por los logros que alcanzamos.

Yo más bien creo que es un punto de inflexión que puede servirnos, entre otras cosas,

Para revisar nuestra relación con DIOS y cambiar lo necesario para apegarnos a Su Senda y seguir Su Camino,

Para analizar a conciencia cada uno de los actos realizados para con nuestra persona, cuanto nos quisimos, cuanto crecimos espiritualmente, cuanto aprendimos,

Puede servir además, para revisar cuanto quisimos a nuestra familia y amigos, cuanto crecimos en nuestra relación con ellos, cuanto les dimos de nosotros,

También ayuda para replantear todos los errores y fracasos para tomar de ellos lo mejor y potencializarlos en oportunidades,

Por último, podemos establecer compromisos con nosotros mismos para con nuestra persona, nuestra familia y la gente que nos rodea, claro, desde una óptica realista y alcanzable y sobre todo, agradecer por todo y a todos por cada regalo recibido.

Hay un refrán que dice: “El hombre propone y DIOS dispone”, no estoy de acuerdo, es un punto de vista de alguien que cree que DIOS y el hombre tienen horizontes diferentes. Yo lo replantearía así: “Si el Hombre propone en DIOS, dispone”

Lector Querido, que este 2008 represente para ti un año de pleno acercamiento al Señor,

Un abrazo y Feliz año nuevo!!!!!!!!!!!!

El Escribidor

lunes, 24 de diciembre de 2007

Feliz Navidad!

¡Feliz Navidad!

Monterrey, N.L. a 24 de Diciembre de 2007

Lector Querido,
Escribo estos renglones siendo las 18:37 hrs. Dos pollos rellenos me esperan en el horno para que los bañe en jugo naranja, hasta quedar bien doraditos (como dice la receta).
Espero mantener la continuidad del artículo porque entre la vuelta y vuelta del pollo, mi atención dividida en mis críos (que no dan lata, son muy activos porque están muy sanos) y la propia emoción de este día, no les prometo nada.

Es que la Navidad, como celebración social o como celebración religiosa, tiende a causar diferentes tipos de reacciones entre la gente y es de eso es de lo que quiero hablarles, mejor dicho, escribirles.

Están los que encuentran en estas fechas un pretexto para intentar llenar el hueco que sienten con regalos, viajes, pachangas. El medio (regalo) se vuelve un fin y lo único que les queda al final de todo son deudas y crudas, físicas y espirituales. No es que me disgusten esas cosas, pero creo que hay un tiempo y una medida para todo. Como dice mi Madre, ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre…

Están los que podría denominar “Grinch”, los que tiene fobia o aversión a la Navidad, ya sea porque su religión se lo indica o son libre pensadores en este respecto y simplemente porque la mosca vuela, la Navidad viene a ser algo así como una tortura kármica con la que parece que están pagando deudas de otras vidas. Se la pasan luchando literalmente contra toda la alegría que rodea esta época y pareciera que todos se ensañan con su paz. Nohayqueser!! Un poco de alegría no le hace mal a nadie.

Están los que les gusta la Navidad pero tienen miedo que se vuelva una fiesta comercial (como un Sacerdote amigo de una amiga) quien en una carta mensual comenta: “Ni en hablar de las superficiales y transitorias alegrías de tan atractivos colores de lo árboles artificiales y de los frágiles adornos navideños”. Y estoy de acuerdo con él ya que la Navidad es una oportunidad para recordar que lo que estamos celebrando es un cumpleaños, el de Jesús, y que si lo olvidamos, la fiesta no pasa de ser sólo eso, un festejo hueco y sin sentido.


Yo te invito a que vivas estas fiestas como quieras, sin olvidar que es precisamente época de fiesta, no olvides al cumpleañero (Jesús) y sobre todo, puede ser un excelente pretexto para darle gracias a EL por todas las bendiciones recibidas en este 2007.

Lector Querido, en esta Navidad, que DIOS nazca en ti,

Un abrazo,

El Escribidor

domingo, 2 de diciembre de 2007

Ten cuidado porque te castiga DIOS…

Ten cuidado porque te castiga DIOS…

Monterrey, N.L. a 2 de Diciembre de 2007

Así comenzaba su discurso la menor de mis hermanas, cuando quería convencerme de no hacer algo (o de hacer algo, según fuera su conveniencia) y yo, inocente pobre amigo, le creía; ¡como no le iba a creer si era mi hermana que me quería mucho (según me decía)! y que siempre buscaba lo mejor para mí (ajá!). Total que viví mi infancia cuidando no hacer cosas que hicieran enojar al SEÑOR porque si no, pobre de mi!!! y dicho sea de paso, dejé de hacer muchas cosas, que estoy seguro, hubieran sido de su agrado.
Seguí creciendo y cuando las cosas iban mal, pensaba para mi mismo: “es que DIOS me castigó” y cuando iban bien, pues, fue chiripa y tuve suerte.
No fue sino hasta ya entradito en años, cuando me percaté que la vida funcionaba de otra manera y que la verdad, eso de que DIOS se la pasara poniendo estrellitas, a los bien portados y manazos, a los mal portados, me parecía una idea de lo más absurda. Y no fue hasta el momento, que yo considero que tuve mi encuentro personal con DIOS, cuando me di cuenta que a ÉL le importa más que caiga y que me levante, que castigarme cada vez que me caigo.
Entonces comencé a leer aquí y allá, buscando una explicación convincente para todas esas ocasiones cuando pasan cosas duras (que a veces parecen castigos divinos o desquites celestiales) y me encontré con un concepto que viene de la India y que a mi gusto, refleja de una manera más atinada el porque suceden este tipo de cosas: El Karma. Dice uno de sus muchos conceptos: Es la ley del crecimiento psico-espiritual que involucra una reacción igual y en sentido contrario para cada acción. Si la acción es buena, la reacción es buena; pero si la acción es mala, la reacción es mala. Ah!! Ya entendí! –dije para mí-.
Las cosas tomaron sentido: si estudio, paso; si no, repruebo. Si soy tragón, estoy panzón; si no, flaco. Si me cuido, tengo salud; si no, me enfermo. Si mal administro el dinero, nunca me alcanzará. Si no cuido mis cosas, terminarán por dañarse y perderlas.
Si no pago mis deudas, me perseguirán los acreedores. Si vivo peleando, tendré mucha violencia en mi vida.
Pero también, si soy caritativo, nunca me faltará nada. Si soy amable, los demás serán amables conmigo. Si soy trabajador, siempre tendré prosperidad, etc.

Y cada vez más, me di cuenta que a cada mala acción nuestra, recibiremos una revancha negativa en contra. Pero, si la acción es positiva, hay una positiva a nuestro favor.

Ok! Ya se lo que sucede a cada acción mía, pero, ¿Qué papel juega DIOS en esto?
Bueno, lo más maravilloso de esto es que DIOS está encima de todo y que basta con que tengamos Fe y un arrepentimiento auténtico, para que podamos escapar al rebote negativo de nuestros actos. Se que esto va a levantar polvo, pero antes de que me apedreen, quiero dejar bien claro, se trata de una actitud de arrepentimiento por haber actuado mal y de una búsqueda de la ayuda y del perdón de DIOS.

Hoy me doy cuenta que como me va en la vida es producto de mis acciones, sin embargo, se que en cualquier momento puedo aspirar a una mejor estadía si volteo mi mirada hacia DIOS.

Lector Querido, para que siempre analices tus actos con los Ojos de DIOS, un abrazo

El Escribidor

Quema de Libros (Coronavirus parte II)

Siguiendo con este asunto de la pandemia y haciendo sumas y restas, me he dado cuenta de que hemos sufrido de todo tipo de afectaciones. Nos...