viernes, 27 de noviembre de 2009

Guácala, ¿qué tienes en las manos?

Monterrey, N.L. a 14 de noviembre de 2009

“Ernesto tiene psoriasis y realmente me molesta cuan ignorantes podemos ser los humanos porque lo he sufrido con el a traves de todos estos años y el que la gente lo mire y haga algun comentario hiriente o algun gesto .. no saben cuanto puede dañar el autoestima asi que lo he orillado a que hable de esto sin verguenza y que no pasa nada que les haga saber que no se contagia y les enseñe que a cualquiera le puede pasar”. [Sic]

Basta con echarle un vistazo al párrafo anterior para percatarse que llevar esta enfermedad –psoriasis o cualquier otra- es de por si una tarea dura y exclusiva para hombres y mujeres de a de veras. Gente con un corazón fuerte y una voluntad de hierro. Porque aparte de los dolores y achaques propios de la afección, están el rechazo y la marginación que la gente tiene para con los afectados. Hagan de cuenta que es como empujar un carro hacia arriba.

Me consta que Nina y Ernesto son personas bien trabajadoras y honradas, de eso no hay duda. Los conocí en el trabajo e inmediatamente me di cuenta que no tienen hora de entrada ni de salida. Lo que no conocía, eran las dolencias él y la condolencia de ella. Una vida trastocada por trastornos y molestias solamente se ve compensada a golpe de puros cuidados y mimos de su devota esposa. Así pos si!

Ella piensa que el humano de alguna manera, segrega y lastima por maldad. Sin embargo, partiendo del principio de que el humano es bueno por naturaleza hasta que no se le demuestra lo contrario, concluyo que las miradas y los gestos de las personas, en realidad reflejan un miedo (muchas veces inconsciente) al contagio, no por la dolencia misma, sino porque saben de antemano que no cuentan ni con la fuerza necesaria para resistirla, ni con la voluntad para salir adelante. En el fondo, siento que también es un terror a lo diferente, porque siempre busca con afán encajar en la sociedad y cree que si llegara a mostrar algún síntoma que lo haga distinto, quedará automáticamente excluido de lo que tanto anhela. Pobre!!

Pero, ¿Cómo se puede hacer para lidiar con los prejuicios y los tapujos de la gente? ¿Cómo controlar las miradas llenas de discriminación? ¿Cómo controlar los comentarios mordaces y ofensivos? Ese es otro boleto… pero creo que mejor ni lo intentes, porque antes de intentar cambiar al mundo (tendríamos que convencer más o menos a cuatro millones y medio de personas, nada más en Nuevo León, lo cual está poco más que en chino), podemos comenzar por reconocer que, el hecho de que nos afecte la critica de los demás, sigue siendo un ejercicio de libertad de elección. Dicho en español de México, tú decides si el comentario de las demás personas te afecta o no.

Al final del día, el punto más importante, es debemos crear en nosotros el hábito de mantenernos felices a pesar de las contrariedades que se nos presenten, porque el dolor, es inevitable, pero el sufrimiento es opcional.

Le doy muchas gracias a Nina por invitarme a escribir para el blog, espero hacer un buen papel.

A ti Lector Querido, para que no pases de largo ante la enfermedad del hermano,

El Escribidor

domingo, 20 de septiembre de 2009

Rompiendo el molde...


Monterrey, N.L. a 29 de Agosto de 2009

El arzobispo de Constantinopla
se quiere desconstantinopolizar,
aquél que lo desconstantinopolice,
será un buen desconstantinopolizador…

Este trabalenguas (parte muy importante de mi acervo cultural adquirido en la querida Escuela Primaria Federal Melquiades Moreno y que no había sido de gran utilidad hasta hoy) no es otra cosa que la búsqueda desesperada de un hombre para desaparecer patrones establecidos en su vida…

Es que nacemos y nos comienzan a atiborrar de todo tipo de disfraces y costumbres predefinidas por generaciones y generaciones y lejos de buscar esas diferencias que hacen que los humanos seamos interesantes, la gente que nos rodea comienza por empatarnos con nuestros familiares: mira, se parece a su papá; tiene el carácter de su mamá; tiene los pies como la abuela y terminamos siendo el prototipo de prototipos.

Acto seguido, aprendemos a seguir lineamientos de acuerdo al modelo que nos hayamos adherido. Si somos niños, nos enseñan que los niños no lloran. Si eres niña, que debes jugar con trastecitos porque algún día serás mamá y tendrá una familia.
Al casarse, las mujeres deben hacerlo de blanco y ser vírgenes. Los hombres en cambio, pueden tener las aventuras que quieran, al fin y al cabo, así son los hombres.
Ya en el matrimonio, los hombres deben mandar en la casa y las mujeres, deben obedecer al marido sin rechistar, a cambio de que él las mantenga.
¿Qué viene a tu memoria si te digo la palabra suegra?
¿y si digo divorciado?
¿o si digo desempleado?
¿o si menciono la palabra anciano?

¿Le sigo?

Hay moldes de todo tipo, ya sea los transmitidos por la familia, otros por la sociedad en la que nos desenvolvemos. Unos por los amigos con los que nos juntamos o por el medio en el que trabajamos. O inclusive, algunos impuestos por la religión misma, pero lo más importante de todo, es estar conscientes de cada uno de esas conductas preestablecidas que no hacen otra cosa que enceguecernos e impedirnos ser libres para actuar, pensar y decidir como a nuestro libre albedrío mejor le venga en gana.

Es que me hicieron –decía mi Papá- y rompieron el molde. Era su expresión favorita cuando llevaba a cabo algo que lo llenaba de orgullo y que lo hacía sentir como único e irrepetible. Me hubiera gustado que eso fuera realidad pues todos seriamos humanos totalmente diferentes y muy probablemente, no existirían patrones que nos hacen, en muchos casos, ser infelices y vivir insatisfechos.

De eso se trata, de romper el molde que nos han impuesto –muchas veces con mucho amor- y de ser nosotros mismos, sin miedos ni ataduras y sin otra cosa en mente que ser plenamente felices. Debemos reinventarnos a cada momento deshaciendo todas las cadenas mentales, de falsa moral, de mojigatería o de hipocresía y dejando salir al verdadero yo, claro! Sin olvidar que nuestros derechos terminan donde comienzan los de los demás.

Decídete de una vez por todas y rompe con todos los modelos, no existe ningún humano que valga la pena seguir ciegamente (a no ser que sea Cristo).

El arquetipo ideal que debes tener es tu mismo, pero siendo excelente!!

De los moldes mentales, ya hablaremos más adelante, es un tema que requiere ser tratado minuciosamente.

Lector Querido, para que rompas tus moldes te doy un fuerte abrazo!

El Escribidor



domingo, 16 de agosto de 2009

Dos pérdidas…


Se me hace que ya les había platicado, Lectora, Lector Queridos, que a mi más bien me gusta acomodarme y evitar cambiar de posición.

Los cambios, aunque fueren necesarios, siempre me ponen de nervios, me sacan de onda y a veces terminan por achicopalarme.

Tal es el caso de la empresa para la que trabajo, ha sido una cambiadera que para qué les cuento y justamente por esos innumerables cambios ha habido pérdidas y ganancias. Déjenme explicarles un poco.

Se qué ya hablé de pérdidas (Hay de pérdidas a pérdidas…, 6 de octubre de 2007) pero qué puedo hacer, siento una necesidad impetuosa por hablar de ellas y decirles que hay algunas que vienen a ser como el parteaguas de mi vida y por ende es imposible ignorarlas.

Por un lado, se me fue Egar, era un excelente colaborador, trabajador, «luchón» a más no poder, entregado a la compañía y sobre todo muy leal. Tenía todo y le iba bien pero se cansó. Es que el momento está difícil -lo llaman crisis- y pues para mí que se desesperó pues además tenía su propia crisis.

Ya ni hice por detenerlo, tenía la decisión tomada y llega un momento en que, a pesar de lo lamentable que pudiera ser para mi, las personas deben partir y lo dejé ir.

 Algo que siempre lo caracterizó era su vista hacia el frente y su afán de nunca conformarse. Siempre arrebatado y «entrón», veía la oportunidad e iba por ella. Pero se fue y la empresa perdió y perdí yo, como se dice en mi tierra, ¡me deben la feria!

Por otro lado, se fue otro compañero de trabajo. Debo reconocer que tenía experiencia, pero lo caracterizaba una tremenda incapacidad para adaptarse a los cambios. Siempre que hablaba, hacía énfasis en todo lo maravilloso que vivió en las compañías para las que trabajó.

Que si eran más grandes, que si tenían más recursos, que si se hacían las cosas así, que todo era mejor allá, etc. Pero nunca aceptó que las cosas ya habían cambiado: que la compañía era otra; que los tiempos eran otros; que la gente ya no era la misma.

Nomás no pudo dar lo que de él se esperaba porque siempre tuvo su visión hacia atrás y sus sueños en logros pasados.

Y se fue pero su partida fue de esas pérdidas que más bien saben a ganancia. ¡Nos dieron feria de más!

Me quedo con el asunto del cambio: debo reubicar mi confianza y mis esfuerzos en la gente que me queda. Debo descansar mis sueños y ambiciones en otra gente con diferentes sueños y ambiciones y buscar un punto en el que coincidamos para lograr llegar a lugares insospechados, hasta el momento, del siguiente cambio… Así es la vida y así son los cambios.

Hablando de cambios, mi esposa –especialista en cambios- tuvo la idea de mandar a mi hijo a vivir un momento de su vida en un lugar totalmente diferente a su familia. Mandamos a un hijo y nos regresaron a otro, más maduro, más feliz, más pleno. Salió bien el cambio. ¡Nos dieron feria de mas!

Cito un comentario que me llegó al Blog: «¿Cómo puedo hacer para dejar las cosas en manos de Dios? Porque a pesar de que soy creyente, hay momentos en los cuales uno vacila en su fe, y por más que las persona te digan: «Déjalo en sus manos, no lo presiones, el trabaja a su ritmo». Sinceramente me gustaría que al menos de vez en cuando trabajara un poco más rápido ya que la espera para mi es una agonía». Yo he aprendido, a costa de golpes de crisis, que es más fácil abandonarse en Dios -o dejar las cosas en manos de Dios- si pensamos en Él como en un padre amoroso. Platícaselo con toda la sinceridad que puedas e insístele, insístele mucho.

Dice en Salmos 34,6 «Este pobre clamó, y el Señor le oyó, y lo salvó de todas sus angustias». Antes de que tú pidas, la ayuda ya está en camino.

Lectora, Lector Queridos, que Dios te ayude a tener aceptación a cada cambio que se presente en tu vida,

 

El Escribidor

Monterrey, N.L. a 16 de Agosto de 2009

domingo, 21 de septiembre de 2008

A man has to do what he has to do


(Un hombre tiene que hacer lo que él tiene que hacer)




Monterrey, N.L. a 21 de Septiembre de 2008


A mi me gusta mucho esta frase “gringa”, principalmente porque encierra toda la verdad acerca de las cosas que por más vueltas que le demos, tenemos que hacerlas nosotros y solamente nosotros y que sobre todo, son inaplazables.


Lo que es a mí, siempre me han acompañado dos terribles compañeros: el miedo y la desidia; pero hace algunos años, se dio una mezcla muy espeluznante de ambos que me paralizó por completo y estuvo a punto de llevarme a un punto sin retorno. Gracias a DIOS! Me di cuenta en el último momento y me di a la tarea de llevar a cabo lo que tenía que hacer y que había estado eludiendo acobardado y sin fuerzas y me permitió retomar las riendas de mi vida. Hoy lo recuerdo siempre y estoy atento a cada señal con el fin de no caer de nuevo en lo mismo. Quizás es por eso que continuamente estoy empujando a mis hijos a luchar contra esos dos enemigos sutiles que nos van arrastrando poco a poco a la desgracia.


Me vino a la memoria hace unas semanas cuando iba a dejar a mi hijo en la secundaria, era su primer día de clases y estaba lleno de recelo ante un ambiente totalmente ajeno a él. Peor aún, las referencias que habían llenado su cabeza hacían alusión a un ambiente hostil y duro. Con las palabras más dulces que un padre le puede dirigir a su hijo, le comenté que la verdad la secundaria era mucho mejor que la primaria y que no necesariamente tenía que ser mala. Me creyó y se bajó, eso si, aún con un poco de desconfianza acerca de lo que le esperaba, para mi que pensó: ¡A man has to do what he has to do!

Mi corazón se estremeció al ver que los primeros personajes que se presentaron en su camino fueron dos enormes estudiantes de 1.80 metros de estatura. En fin, un hombre tiene que hacer lo que él tiene que hacer, ¡Bien por mi hijo!


Pero, cuando lo que se tiene que hacer implica dejar hogar, padres, hermanos, amigos, se requiere un carácter de verdad valiente y decidido, además de estoico, tal es el caso de un “Emigrado” (así les llaman en mi tierra) que estaba esperando en la central de autobuses el vehiculo que lo regresaría a esa tierra ajena y totalmente adversa. Observaba el boleto con una tristeza de esas que calan hondo. Llegó el camión, lanzó un tremendo suspiro y estoy seguro que pensó para si: ¡A man has to do what he has to do! Tomó sus maletas y se dirigió a su destino.


Por cierto, se me fue mi sobrinilla, la más fresilla. Se fue a España. Les dolió mucho a sus papás. Le dolió mucho a ella, pero: ¡A Woman has to do what she has to do!


Ia Lara Aeli, te la encargo mucho!



Lector Querido, Te mando un abrazo, lo tengo que hacer,


El Escribidor

martes, 19 de agosto de 2008

Imposible

Imposible…


Monterrey, N.L. a 19 de Agosto de 2008


Me gustó lo que dijo hoy el padre Carlitos.

Le llamo Carlitos por su estatura física (que nada tiene que ver con su estatura espiritual) y por el cariño que le tengo. Lo conocí hace más de veinte años, él era seminarista y yo, aún era idealista. Es de esos tipos que con poco trato se les quiere mucho.
Coincidimos cuando ambos realizábamos una labor para DIOS pero a través del hombre: misión urbana (el nombre es lo de menos, ayudar es lo de más).

Él le siguió, se volvió ayudante de DIOS de tiempo completo.

Yo, opté por otro tipo de vocación, mi familia.

Como que nunca me imaginé que desde que nos dejamos de ver (veintitantos años ha) haya crecido tanto. Me refiero a su manera de hablar y lo que es más importante, su testimonio. No tiene toda la parafernalia de los sacerdotes que suelen predicar en programas de televisión o radio, sin embargo, su mensaje es siempre concreto y totalmente pragmático: “Haz todo lo posible y deja lo imposible a DIOS”.

Se trata de super hombres y sub hombres (o mujeres).

¿Dónde parar (super hombres)? Justamente donde termina lo posible y comienza lo imposible, no te metas en ese terreno, ya no es tuyo, es de DIOS.
Pensar que ese problema, esa deuda, esa situación depende solo de nosotros impide la acción de DIOS. Y al final solo queda desgaste y frustración ante situaciones que son completamente inmanejables para el hombre. Solo resta el abandono (diría San Pablo, cuando soy débil, soy fuerte).

Pero tampoco dejes de hacer lo que tienes que hacer, porque eso te corresponde a ti y solo a ti. Y llegan las preguntas: ¿por qué DIOS no me contesta (sub hombres)? ¿por qué no encuentro trabajo? ¿por qué no sano? ¿por qué no tengo paz? ¿por qué me pasa esto a mi? libertad anquilosada.

¿Ya te mencioné –Querido Lector- que el padre Carlitos está enfermo? Tiene una enfermedad de los huesos. Desconozco el nombre, lo que sé es que es degenerativa y muy dolorosa. Cada genuflexión al momento de ejercer su ministerio es acompañada de un rictus de dolor intenso. Pero ni una queja le he escuchado.

Especialmente hoy, traía el alma cansada y las ganas exiguas, es que los días han estado intensitos, pero viendo al padre Carlitos, como que hagan de cuenta que no dije nada.

Lector Querido, haz las cosas como si todo dependiera de ti y
Abandónate en el SEÑOR como si todo dependiera de ÉL

El Escribidor

martes, 20 de mayo de 2008

La decision...

Monterrey, N.L. a 4 de Mayo de 2008

Hace algunos días, se llevó a cabo la Primera Comunión de la más pequeña de mis hijas, hecho que de por si nos llenó de júbilo. Para tal ocasión y para aumentar nuestra felicidad, vino desde la Tierra de Gente Buena, una muestra de mi familia, en representación de todos los demás que no pudieron estar en persona -ausencias con presencia-. Vino mi Madre, mi hermana -la que siempre carga con mis rollos- y mi sobrina la más fresilla, quien fungió como Madrina de la celebrada.

Asistimos, presenciamos y disfrutamos de ese momento tan especial que es recibir, por primera vez el Cuerpo y Sangre de Cristo. ¡¡¡Sacó los cohetes por mi hija!!!

El otro día, mencioné a una sobrina quien junto con sus hermanos, habían tenido una vida con un grado de dificultad solo para profesionales y pensé por un momento que eran los únicos de mis familiares que habían sufrido. ¡Pues NO! Pues platicando, una noche anterior al evento, con mi sobrina (la que ahora es mi Comadrita y de quien hubiera pensado que llevó una infancia de ensueño y alejada de todo sufrimiento), me di cuenta de que nadie tiene la vida fácil y me hizo evocar una frase muy de mi Padre que decía: «sólo el que carga la saca sabe lo que trae adentro».
La primera vez que la escuché no me hizo clic. Sin embargo, unas cuantas caídas después, «me cayó el veinte» y entendí que a todos, sin excepción, de una manera u otra, la vida nos pasa rasero y sólo el que está pasando por su situación tiene todo el contexto y el detalle y los demás ni idea.

A algunos, les toca enfermedades; a otros, problemas económicos; habrá quienes sufrirán quizás con unos padres o hijos problemáticos o una infinidad de situaciones que parecieran salidas de una cámara de tortura, hay todo un catálogo infinito de posibilidades para todas las clases sociales, creencias, razas, «genders», etc.

Recuerdo también lo que un amigo, quien vive en tierras muy lejanas, me comentó alguna vez y que transcribo tal cual: «Será que mi idea de Dios ha estado cambiando con el tiempo, o que traigo muy metida en la cabeza una frase que leí hace poco: Si Dios quiere, pero no puede hacer el bien, no es omnipotente; si no quiere, pero sí puede, es malevolente; y si sí quiere y sí puede ¿es sádico entonces?...» En aquel entonces, opté por mi silencio, no tenía respuestas que ofrecer.
Sin embargo, la respuesta me llegó por medio de mi Comadrita, mucho tiempo después.

Total que mi Comadrita y yo agarramos un plática «bien sabrosa». Iniciamos con cosas triviales y divertidas y de pronto, sin darnos cuenta, comenzamos a ponernos serios y a tratar temas de adultos: crisis, broncas, conflictos, etc.
Yo evito tocar estos temas, me pongo «chinito» nomás de pensar en ellos, pero una cosa llevó a la otra y al final terminamos hablando «a pelo». En el momento más intenso mi neo-comadre me disparó una carga completa de preguntas, todas ellas de grado de dificultad pro: Tío –cuestionó la Fresilla- ¿Por qué hay personas que a pesar de haber vivido una infancia de machismo, alcohol, abuso, etc. cuando crecen se vuelven igual que lo que más odian?¿por qué parece como que estamos confinados a elegir a nuestro compañero muy parecido a lo que vivimos en nuestra casa? ¿Acaso no nos podemos escapar a nuestro «destino»? Muchas preguntas, mucha inquietud, pocas respuestas. Yonidea!

La mera verdad –le dije- he pensado mucho tiempo acerca de lo que preguntas y estoy convencido de que la clave en esta problemática radica en las decisiones que tomamos o en las que dejamos de tomar. Todo en la vida es una continua elección, ya sea desde las cosas más comunes: qué comer, que vestir, que leer; hasta las más sublimes: a quien amar, como seguir a DIOS, como ayudar a mi prójimo.
Lo más delicado del asunto, es que hay decisiones que se toman en «automático» sin darnos cuenta, como por ejemplo, la elección de nuestra «media naranja», en las que entran en juego aspectos que vivimos en nuestra infancia, en el seno familiar. Se dice que elegimos a nuestra pareja de acuerdo a lo vivido, como buscando recrear nuestro pasado en el  presente, para así, corregir los problemas de antaño. Ni los resolvemos, ah! pero eso si, repetimos la historia una y otra vez, ad infinitum.

Pero Tío –preguntó con inquietud- ¿es posible romper esta cadena?
¡Claro! Se puede romper esta cadena y todos los condicionamientos que tenemos pre-cargados en nuestro «sistema».
En el momento que tomamos conciencia de todas y cada una de nuestras decisiones somos capaces de romper viejos hábitos, controlar nuestras emociones, cambiar condicionamientos, modificar costumbres, en resumen y hablando en plata pura -como diría una jefa incomprendida que tuve- tendríamos la capacidad de cambiar nuestra vida toda y ser lo que nos plazca ser.

¿Cómo? –Siguió con más inquietud aún- ¿dice usted que todo en la vida es una decisión? ¡Correcto! Cada momento tomamos decisiones sin darnos cuenta, ese es el problema. No nos tomamos un tiempecito para decidir la mejor actitud a seguir. Estoy convencido de que SI podemos cambiar nuestra manera de ir por la vida, le llaman ahora programación neuro lingüística.

De pronto se unieron las piezas y todo hizo sentido: No es que DIOS no quiera o no pueda hacer el bien, lo que sucede tiene un alcance mucho más elevado, El decidió darnos un par de regalos divinos: libre albedrío y libertad de corazón. Así es, nos dejó a nosotros, con toda la imperfección que nos caracteriza, decidir todo en la vida. Libertad para elegir la manera de seguir a DIOS y libertad para elegir la manera de amar. ¡A Él le gusta que nosotros tomemos nuestras decisiones!

Y tu Lector Querido ¿vas a decidir o te quedarás indeciso?

Otra decisión más: se me fue otro amigo de mi trabajo, de hecho, una amiga, la más colorida. Está muy bien que se haya ido, duele un poco, pero era una elección que debía tomar hace mucho tiempo y como que nomás no se animaba. Bien por ella, estoy seguro que si hace lo que sabe hacer, le va a ir muy bien. ¡Saco los cohetes!


Lector Querido, para que siempre tomes conciencia de tus decisiones, ¡un abrazo!

El Escribidor

sábado, 10 de mayo de 2008

A mi Madre...

A MI MADRE…

Monterrey, N.L. a 10 de Mayo de 2008


¡Mamá –emití un tremendo alarido entremezclado con la sangre y el miedo- me caí!. Mi Madre, al verme envuelto en sangre por tremendo descalabro (de la vida y de los maloras compañeros de juego) tomo el primer trozo de tela que encontró, lo colocó encima de la herida con todo el amor que solo una Madre puede tener y se encaminó a la Cruz Roja más cercana, conmigo en brazos, tan rápido como se lo permitieron sus piernas (¿Por qué no tomó un taxi? Es un enigma todavía no resuelto). ¡nopasanada!

Mamá, estoy enamorado de una chica –le dije, lleno de emoción, a mis trece años- y me quiero casar con ella. Su respuesta (parecía que se sabía todas) llena de calma y de amor, vino directa y concluyente: Ah! ¿Y con qué la vas a mantener? Silencio absoluto. Sueño disuelto sin ningún dolor. ¡nopasanada!

Mamá, me quiero ir a estudiar a Monterrey. Mi hijo, está bien. Ya veremos como hacerle para que te vayas. Oye –le dije- pero a lo mejor no regreso. No me lo dijo, pero sé que le dolió. Muy bien, es la ley de la vida. ¡nopasanada!

Mamá, me voy a casar. ¿Puedes decirle a mi Papá si vienen a pedir a mi novia?
¿Estás seguro? –Su pregunta perseguía evitarme dolores innecesarios-. Si Mamá. Bueno, avísanos cuándo será para poder decirle a tu Papá e ir a Monterrey. ¡nopasanada!

Mamá, vamos a tener un hijo –le dije todavía nervioso por la noticia totalmente inesperada- ¿cómo ves? Muy bien –contestó con una voz sinceramente emocionada- ahora vas a tener mucho más responsabilidades. Cuida mucho de tus hijos y ¡quiérelos mucho!. ¡nopasanada!

No quiero imaginarme que hubiera sido de mí si mi Madre no hubiera estado presente a lo largo de mi vida. Sin embargo, de lo que si estoy seguro es que mi carácter, mis sentimientos, mis principios y mi voluntad para seguir adelante en la vida, no serían los mismos sin el ejemplo que ella es para mí. No es que ella siempre me solape o acceda a todas las cosas que se me ocurran. Más bien, ha sabido ser una excelente escucha, el mejor de los confidentes, una consejera desinteresada pero sobre todo, calma en la tormenta. ¡nopasanada!

Cuando veo a mi Esposa, veo una Madre que, a su propio estilo, sabe ser como mi Madre lo fue para mí, pero obviamente con mis hijos: es confidente, escucha, consejera y calma en la tormenta, ¿Será que al nacer mujer DIOS las manda con un software que se activa con la Maternidad? ¡Bendito sea DIOS! ¿Te imaginas, Lector Querido, un mundo sin Madres? ¡Ni Madres!

A mi Madre en este día, ¡DIOS te bendiga y te tenga muchos años más junto a tus hijos que te aman! ¡Te amo Mamá!!

A mi esposa, Gracias por ser esa Madre para mis hijos, ¡Te amo!

A ti Lector Querido, un abrazo para ti y para tu Madre!!!

El Escribidor

Quema de Libros (Coronavirus parte II)

Siguiendo con este asunto de la pandemia y haciendo sumas y restas, me he dado cuenta de que hemos sufrido de todo tipo de afectaciones. Nos...