miércoles, 13 de junio de 2007

La Madre...

Lector querido,

Te mando mi segundo artículo, está un poco defasado en el tiempo mas no en la vigencia,

LA MADRE…

Monterrey, N.L. a 10 de Mayo de 2007


Imaginemos por un momento que el ser madre fuera un oficio.
Me imagino a las agencias de colocaciones publicando anuncios por todos lados: Se solicita madre, edad: indistinta, estudios: cocina, pedagogía, enfermería, repostería, arte, psicología, comunicación. Horario de trabajo de 6:00 de la mañana a 11:00 de la noche, de lunes a domingo. Experiencia mínima de 9 meses. Sueldo: mínimo. Prestaciones: las de la ley. Ofrecemos: casa, comida y sustento. Disponibilidad inmediata para tener los “hijos que mande DIOS”. Requisitos: muy valientes y “a toda madre”. Interesadas presentarse con solicitud llena, muchas ganas y mucho aguante.
En el supuesto caso de que si esto sucediera, la humanidad simplemente se extinguiría, porque la verdad, no está nada fácil entrarle. Creo que simple y sencillamente, no habría candidatas, ¿o debiera decir “candidotas”?.
Pero sucede que DIOS no cumple antojos ni endereza jorobados. Y donde Él decide, y cuando Él decide, ahí sucede. Y cuando sucede, la respuesta de la incipiente madre, puede ir de la pura alegría (amarillo clarito) al total desasosiego (negro oscuro).
Vamos por partes.
Están por un lado, las madres que aceptan de buena gana y con alegría la maternidad, pues quizás no la esperaban, pero si la deseaban, ¡benditas sean estas madres!.
Están las que no la esperaban ni la deseaban; reniegan y en un arranque de cobardía, en un acto totalmente egoísta, le quitan la vida al nuevo ser, ¡Para estas madres, pura madre!.
Y hay muchos tipos más, quiero hablar de uno muy siglo XXI: las Madres-Padre, ante la ausencia del sexo fuerte (¡ah, ah!), asumen los dos roles y con el sudor de la frente (trabajo) y con el sudor del vientre (maternidad) sacan adelante una familia que en muchas ocasiones resulta más unida y exitosa que muchas familias “normales”.
A estas madres, ¡un aplauso de maquinita!.

A mi madre, mi amor, respeto y mi admiración, gracias por no cansarte de tener muchos hijos (al menos, no antes del 8°).

A mi esposa, gracias por asumir tu papel con valentía, amor y entrega ¡te amo!

¡A ustedes, lectores queridos, les mando un saludo a toda madre!

El Escribidor

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