lunes, 16 de julio de 2007

¿Y SI NOS HACEMOS CHINOS?

Es una pregunta que alguna vez escuché decir a mis hermanas, en mi infancia, antes de una fiesta y para mi significaba que no estaban a gusto con su pelo lacio. Ahora yo no estoy a gusto con la actitud del mexicano y lo digo en serio: ¿y si nos hacemos chinos? 

Pero chinos de China. ¿Qué fumaste Escribidor? Nada, estoy completamente lúcido y sobrio. Lo que sucede es que le guardo una especial admiración a esa enorme nación (enorme en extensión y en gente, ¿cuántos chinos hay en China? Chinos!!) y creo que los habitantes de allá son una muestra de lo que el hombre es capaz de alcanzar cuando se sobrepone a sus limitaciones. 

Vamos por partes,
China es una nación que vivió aporreada literalmente: en el norte, por los mongoles; en el sur, por los taiwaneses y en el oriente, por los japoneses. Tanto así estaban hasta el copete que decidieron construir una mega barda para pararle el alto a las invasiones. El problema vino cuando la barda impidió el flujo comercial y cultural y China cayó en un retraso con respecto al resto del mundo. 

Por otro lado, como que a los chinos se les dio bien eso de que los niños que Dios nos mande y cachonditos ellos, no supieron medirse y se convirtieron en la nación más poblada del mundo. 

Por último, el retraso cultural y la sobre población la llevaron a ser una nación pobre con un buen de carencias, pero eso si, con un empuje que ya quisiéramos mucha gente. Lo primero que hicieron fue adherirse a un sistema de gobierno que persigue el bien de todos (Comunismo), con esto intentaron repartir la riqueza en un país muy golpeado por la pobreza. Tan así les funcionó que aún hoy no existe el monopolio en ese país, las empresas pertenecen a la comuna. 

Luego, establecieron un sistema de natalidad muy efectivo que les permite tener controlado el número de niños por familia (uno) con multas enormes para los padres que no obedezcan las reglas. Debido a la enorme cantidad de gente, es un ambiente totalmente competitivo, existe un nivel de estudios altísimo y se ve gente con maestría y doctorado mientras aquí en México vemos gente con carrera. 

Finalmente, el desarrollo de su industria lo logró en base al mismo método que mi amigo Cuco en la primaria: la copia. 

Recuerdo los primeros productos chinos que llegaron a mis manos en mi niñez., era de muy baja calidad. Sin embargo, los productos modernos ya no le piden nada a los originales. ¡Con decirles que ya existe la cerveza Cerono, que es una copia exacta en apariencia de la Corona!. OJO, no estoy a favor de la copia, reconozco la habilidad de los chinos para salir avanti de los problemas y su enorme capacidad de trabajo. Todo esto vino a mi cabeza cuando las dos selecciones, la mayor y la suveinte (como le dice mi amada esposa) se “achicaron” ante un rival totalmente vanidoso y payaso como es Argentina. No se vale, tanta pasión que muchos mexicanos les tenemos y tan poco compromiso por parte de ese grupo de mediocres que no pasan del ya merito (mi amigo el chilango redimido echó sal en la herida cuando me dijo al teléfono: “Jugamos como Nunca y perdimos como Siempre”). !Posyaque! 

Digo, si ya importamos Chinos (¿vieron el chino de 2.36 m que entró al equipo de baloncesto de Fuerza Regia?), tecnología, bisutería, ropa, ¿por qué no una selección de futbol? Y estoy hablando nada más de algo trivial como es el futbol, de otros aspectos de México mejor no hablo porque se me pone la piel “chinita”. Oigan, ¿y si nos hacemos chinos? 

 A ti Querido Lectora, Lector Queridos, para que te hagas un poco chino, un abrazo 

El Escribidor
Monterrey, N.L. a 17 de Julio de 2007 

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