sábado, 28 de julio de 2007

Denuncia

Monterrey, N.L. a 28 de Julio de 2007


Denunciar significa declarar públicamente que cierta cosa se considera ilegal o injusta, bueno, pues esta vez quiero hacer público que a un ser querido muy allegado a mí, estuvo viviendo una situación por demás denigrante y violenta y lo peor de todo, lo aceptó durante mucho tiempo como si fuera algo razonable y natural en su vida. ¡No se vale!

Por un lado, me imagino que todo comenzó como un tierno noviazgo donde hubo los celos “normales” en las parejas incipientes. Es que a esa edad, quisiéramos tener siempre al ser querido y sólo para si. Arrebatos, berrinches y un sinfín de terminar-recomenzar.

El problema viene cuando permitimos que esos celos inofensivos crezcan y vamos cediendo a los caprichos de la pareja. De una situación de celos inocentes se llega a caer en una situación de control total: que puede vestir la pareja, a quien puede llamar, cuando puede salir, que amigo puede tener, etc. Lo más ruin y bajo, es que cuando no se cede a las exigencias de la pareja, vienen los golpes, el maltrato y las amenazas. ¡Así son los retrógrados machos! ¡Así es esa enfermedad de antaño, degenerativa y totalmente despreciable!

Es un problema que se agrava dado que estas situaciones se viven normalmente en silencio. Es que el machismo a la inversa –el que ejerce la mamá- enseñó que la mujer debe callar y sufrir.
Se vuelve una cuestión de aceptación en pro de que la relación siga. Y dice una teoría que repetimos en nuestra pareja, lo que vivimos en nuestra casa, con el fin de traerlo al presente y resolverlo. Se repite el patrón, un abusón y una sumisa (o viceversa) y al final del día, la historia se repite y nada cambia.
Deberíamos mostrarle a nuestros hijos (niños y niñas) que nadie tiene derecho a sojuzgarlos ni a maltratarlos. Debería ser una parte tan importante como la religión misma para que finalmente la cadena de la repetición se rompa. Claro debe estar que quien te ama no te lastima ni te hará llorar.

Estoy convencido que la denuncia lleva un compromiso. Entonces, le ofrezco a mí ser querido, platicar acerca del asunto, recomendarle, ayudarle. En todo caso, quiero hacerla consciente de que lo que le sucedió no está bien y que no tiene porque aceptar que un patán la trate como la trató. Ojo, esto no solamente sucede con las mujeres, sucede también con los hombres y es igual de humillante y ruin.

En este caso, le doy gracias a DIOS porque la iluminó (a través de otro ser que igual admiro) y le dio el valor de separarse de ese energúmeno sin valor. ¡Saco los cohetes!
Además, DIOS premió su valor y en una de esas hasta nos invita a otro Reencuentro.

A ella, para que un día enseñe lo que aprendió a los demás y así evite que la historia se repita, un beso.

A sus padres, para que vean la bendición de lo que DIOS les ofrece en esta situación, un abrazo.

A ti Lector Querido, para que denuncies el machismo hasta que logremos erradicarlo, un abrazo.

El Escribidor

1 comentario:

anamorfosis dijo...

Tema delicado, y vergonzoso saber que aún en nuestra época se siguen viviendo estas situaciones donde la violencia forma parte de una relación sentimental. Resulta difícil creer que existan mujeres que toleren esto, sin embargo solo ellas saben porque lo padecen; me pongo a pensar y probablemente por el amor cegado hacia la otra persona y por una carencia de amor propia es que se tolera.

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