sábado, 4 de agosto de 2007

Mentiras Piadosas

Mentiras Piadosas

Monterrey, N.L. a 4 de Agosto de 2007

Lector Querido, se que hay temas difíciles de tratar, no pensé que el de la Denuncia fuera tanto, pero como te me quedaste muy calladito, asumo que preferiste el silencio. Así que mejor hablamos de algo más ligerito y después volveremos a los temas tabú.

Existe lo que yo llamo “Jinetes de la Apocalipsis de la persona” y estos son: el miedo, la culpa, el odio y la mentira. Todos residen principalmente en la mente y en el corazón, comienzan como un sentimiento o un acto inofensivo y pueden llegar a ser verdaderamente molestos y negativos. A medida que los vamos venciendo, nos acercamos cada vez más a nuestra libertad emocional.

Por lo pronto voy a hablar de la ampliamente utilizada mentira, es otro tema que completaría un libro.
Se define como mentira o trápala, a la afirmación de que algo es verdadero con la conciencia de que es falso. Es un acto completamente humano donde en todo momento sabemos que estamos siendo chapuceros. No creo que sea una cuestión cultural ya que en todo el mundo se miente, aunque es más propicio que suceda en algunos países y México se cuenta entre ellos.

Me imagino que como muchas otras costumbres, engañar comienza en el seno familiar, continúa en la escuela y se afianza en el círculo social.

Pinochos modernos, mentimos para salir de toda situación y evadir toda responsabilidad. Si nos creciera la nariz cada que mentimos, puro narigón habría. Hay embusteros para todo: hay quien engaña al patrón haciendo como que trabaja; unos viven una falacia para ser aceptados; otros engañan a su familia o esposa viviendo doble vida; algunos son tan tontos que se engañan hasta a sí mismos y están los más peligrosos, los que viven una farsa llevándose de encuentro a mucha gente crédula: líderes y políticos que han encontrado en la mentira un modo de vida.

Podríamos clasificar la mentira de muchas maneras, pero en esencia, se puede mentir de pensamiento (pienso luego miento), palabra (miento sin pensar), obra (de las transas y otras triquiñuelas) y omisión (verdades a medias), todas ellas por demás deplorables.

Se vuelve tan natural embaucar que hasta justificamos su uso bajo el nombre de “mentiras piadosas”, ¡la manga (como diría un chilango)!!, un embustero siempre es un embustero y una falacia siempre es una falacia, ¡no justifiquemos nuestro miedo a las consecuencias arropándonos en una acto que sabemos que no es otra cosa que una engañifa! ¡Ojala les crezca la nariz a todos los mentirosos y les caiga roña!

Suceden varias cosas alrededor de las farsas, por un lado, está el asunto de la culpa (otro sentimiento inútil) en los de conciencia menos amplia; por otro lado, está la decepción de la persona transada quien difícilmente volverá a confiar en su engañador y por último, están las consecuencias que pueden ir desde lo más inofensivo como un simple regaño y una cara roja, hasta otras de carácter más funesto.

Algo que a mi me regresa el alma al cuerpo es el hecho de que la verdad siempre sale a flote, dijo Abraham Lincoln (no me consta, me platicaron): “Se puede engañar a una persona mucho tiempo; se puede engañar a mucha gente por un tiempo, pero no se puede engañar a mucha gente mucho tiempo”. Al final, la Verdad prevalece y la mentira fallece.

Existe como en todo, gente que hace la excepción de la regla y decide seguir el camino de la certeza: la que siempre evita mentir o que cuando llega a hacerlo, toma responsabilidad de sus actos y endereza el rumbo. Para ellos, ¡una porra con matraca!

A mi Madre, gracias por enseñarme a no decir mentiras,

A mi Esposa y mis Hijos, para que siempre busquen la verdad, un beso,

A ti Lector Querido, para que no mientas nunca, un abrazo.

El Escribidor
http://lescribidor.blogspot.com/

1 comentario:

anamorfosis dijo...

Es un tema que la mayoría de las veces había rondado mi cabeza, y que acierto tan grande verlo de esa manera.

Curiosamente existe gente que esta acostumbrada a recibir mejor las mentiras que las verdades. Muchas veces uno investiga y pregunta cosas no tanto para buscar la verdad sino para encontrar la mentira. No sé si esto tenga mucho sentido. Pero es como cuando nos niegan las cosas con mentiras (que esperan que creamos) y se dicen con la bandera de no herir susceptibilidades. Por decirlo de otra manera la mayoría estamos preparados para la mentira y muy pocos para la verdad. Por ilógico que esto resulte.

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