Monterrey, Nuevo León a
3 de abril de 2020
Desde algún lugar de mi casa donde no ha llegado el
coronavirus pero si la cuarentena, emito un desganado pero desgarrador grito de
fastidio.
Como lo dije en otro de mis artículos, sé que el coronavirus
es sumamente contagioso pero también sé que afortunadamente no es tan letal,
algo así como un 3-5. Pero gracias a que se pega más que las canciones de José
José nos hemos visto en la penosa necesidad de poner una pausa a nuestro argüende
y tal como lo haría un oso en el norte, tuvimos que caer en modo de hibernación.
Al principio no parecía mala idea. Descansar unos días
sonaba pecaminosamente atractivo y he de confesarles que hasta me vi durmiendo
hasta entrada la noche y levantándome entradito el día. Dije yo, pues que mejor
que unas vacaciones no planeadas. No medí mis palabras.
Los primeros días, hagan de cuenta como niño con juguete
nuevo. Traía el ánimo y tenía el trabajo necesario para hacer que mis horas de
vigilia se fueran de volada. Pero resulta que de pronto a todo el mundo
–literal a todo el Mundo- se le ocurrió poner pausa al programa.
De pronto mis citas se fueron espaciando, mis pendientes
fueron disminuyendo, la actividad fue mermando. Omaigod, de pronto la actividad disminuyó de tal manera que comencé
a llenar mi tiempo con libros, cursos, videos, etc. Es más ahorita estoy
inscrito como a 6 Webinars y 2 cursos
on line. ¡Haganmelfavor!
Y súbitamente, aquel sueño de descanso y placer se convirtió
en una pesadilla donde descansar significa solamente cambiar de lugar en la
casa. Con decirles que espero con ansias la publicidad de los proveedores y
hasta el spam reviso. De pronto no hay rutina suficiente para llenar este
tiempo. ¿Les había dicho que tengo una calculadora Canon LS-100TS con 27
teclas, Tax & Business? Lol.
Tal como sucedía cuando nuestros padres nos decían que era
por nuestro bien cuando nos pedían que hiciéramos algo que nos desagradaba así
nos sucede ahorita. Habemos algunos que
a regañadientes aceptamos el claustro, pero hay otros que de manera
irresponsable continúan con su vida normal sin dimensionar el riesgo que corren
de contagiarse y de propagar el latoso virus. ¡Nohayqueser! Si no lo hacen por
ustedes, háganlo por su familia y por sus seres queridos. Guárdense y
asosiéguense, ¿qué les cuesta? Si todos ponemos de nuestra parte pronto
saldremos de esta y entonces si podrán andar de «pata de perro».
Es que la verdad, ver la manera como les pegó a nuestros
amigos de China, España o Italia debería ser suficiente para que nosotros extremáramos
precauciones y decidiéramos hacer lo que nos pegue en gana, pero eso sí, guardaditos
en casa.
Yo veía esta enfermedad como muy lejana. Hasta un poco
surreal. Pero me acabo de enterar que un conocido cercano tiene coronavirus. No
sabe cómo lo contrajo, es más ni siquiera él sabía que lo tenía. Pero de una
cosa estoy seguro, si es real.
Lectora, Lector Queridos, sé que son momentos muy densos y
complicados por lo cual les sugiero varias cosas:
Primero: recordemos que lo más importante en este momento es
enfocarnos en mantener la calma viviendo un día a la vez. No es necesario
llenarnos de ideas acerca del futuro. No nos preocupemos por el futuro, ya lo
dice la Biblia, Mateo 6:25 «Por tanto os digo: No os angustiéis por vuestra
vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué
habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el
vestido?»
Segundo: ya hablamos de toda la desinformación a la que
somos sujetos, pero de nosotros depende filtrar todo aquello que no nos sirva
de nada. Dejemos entrar a nuestras vidas toda la información que sirva para
levantar nuestro estado de ánimo. Recordemos que las noticias se nutren del
amarillismo que viene de todo el mundo.
Tercero: establezcamos metas diarias alcanzables y
disfrutables. Démonos premios en la medida que vayamos teniendo nuestros
logros. Retemos a nuestro cerebro y a nuestro cuerpo para mantenernos
saludables.
Cuarto: por favor cuidémonos, esta enfermedad se volvió
pandemia por la irresponsabilidad de aquellos que pensaron que no pasaba nada.
Debemos detenerla ya poniendo de nuestra parte. Estoy seguro que haciendo la
parte que nos toca –salir poco, cuidarnos mucho- pronto estaremos hablando de
esta situación como un amargo recuerdo y nada más.
Lectora, Lector Queridos les mando un abrazo enclaustrado
que los llene de paz.
El Escribidor